Un reciente estudio de la Universidad Dalhousie indica que ciertos rasgos de personalidad como el narcisismo y la psicopatía están asociados con mayor escepticismo hacia el cambio climático, mientras que las cualidades pro-sociales reducen esa percepción.

Este hallazgo podría tener implicaciones importantes en la forma en que se diseñan las campañas de concienciación y las políticas ambientales para abordar la resistencia que aún persiste en ciertas comunidades.
El estudio, que analizó las respuestas de 1,725 canadienses en 2020, encontró que las personas con rasgos de #personalidad como el narcisismo, la maquiavelismo y la psicopatía tienden a mostrar mayor escepticismo ante la evidencia del cambio climático.
Estas características reflejan una tendencia a ser egocentristas, manipuladores y carentes de empatía, lo que influye en su percepción de las causas y consecuencias del cambio climático.
Por otro lado, quienes muestran cualidades pro-sociales, como la apertura mental, la amabilidad, la honestidad y la humildad, tienden a aceptar con mayor facilidad las evidencias científicas que confirman la existencia y el impacto del cambio climático.
Estas personas son más propensas a reconocer que las actividades humanas están alterando el equilibrio del planeta.
El profesor Scott Pruysers, responsable del #estudio y académico en el departamento de ciencias políticas de Dalhousie, explicó que comprender las raíces de la postura de cada individuo puede facilitar el desarrollo de estrategias más efectivas para convencer a los escépticos y promover comportamientos ecológicos.
„Es fundamental entender quiénes son esas personas que no consideran importante el #cambio climático o que dudan de su urgencia. Solo así podemos diseñar mensajes más inteligentes y adaptados a sus perfiles“, comentó Pruysers. Además, resaltó que, si bien en campañas anteriores se ha dirigido el enfoque a factores demográficos o políticos como el nivel de educación, ahora se añade un componente psicológico relevante.
La investigación también resaltó otras variables que influyen en las actitudes hacia el cambio climático, como el género, la orientación política y el nivel socioeconómico.
Los hombres y las personas con posturas políticas más conservadoras suelen mostrar mayor escepticismo, en contraste con quienes poseen mayor formación académica o conocimientos en política, quienes tienden a aceptar más el consenso científico.
Aunque el estudio no clasifica a los individuos como clínicamente narcisistas o psicópatas
Aunque el estudio no clasifica a los individuos como clínicamente narcisistas o psicópatas, sí indica que estos rasgos existen en una escala y que la mayoría de las personas exhiben algunos elementos de ellos, lo que complica la creación de mensajes universales para convencerlos.
Expertos internacionales, como el profesor Matthew Hornsey de la Universidad de Queensland en Australia, han señalado que los hallazgos de #Dalhousie son sólidos y aportan una perspectiva valiosa al entender las motivaciones psicológicas detrás del rechazo a la ciencia del clima.
„El vínculo entre la personalidad y el escepticismo tiene cierta fuerza, pero no es lo suficientemente determinante para predecir con exactitud las opiniones de cada persona“, comenta Hornsey.
De hecho, advierte que cambiar las propiedades de la personalidad es prácticamente imposible, por lo que los esfuerzos deben centrarse en diseñar mensajes dirigidos a perfiles específicos en función de sus características.
Actualmente, con el avance de la inteligencia artificial, existe un potencial para crear campañas de comunicación más personalizadas, detectando patrones en el consumo mediático y en la escritura en redes sociales.
Sin embargo, esta estrategia plantea desafíos éticos y legales que aún se deben resolver.
En un contexto histórico, el escepticismo climático ha sido una constante en diferentes épocas y regiones, pero en los últimos años ha ido en aumento en países con economías dependientes de la minería o los combustibles fósiles, generando resistencia frente a medidas regulatorias y transiciones energéticas.