La comunidad de Churchill se aferra a las belugas mientras el cambio climático pone en peligro a los osos polares y su economía.
En la calidez del verano en Churchill, Manitoba, el canto alegre de las ballenas beluga resuena a lo largo del río Churchill, que desemboca en la bahía de Hudson.
Estas ballenas, reconocibles por su piel blanca y su comportamiento juguetón, han encontrado un refugio en un entorno que, sin embargo, se enfrenta a serias amenazas debido al cambio climático.
Mientras sus vibrantes chirridos llenan el aire, los científicos advierten sobre el impacto de las aguas más cálidas, la disminución de hielo marino y el desmoronamiento de la cadena alimentaria local.
Valeria Vergara, bióloga de ballenas y científica en la Raincoast Conservation Foundation, describe a las belugas como 'las mariposas sociales del mundo de las ballenas', enfatizando su naturaleza amigable y curiosa.
En un día típico de verano, se pueden observar hasta 4,000 de estas criaturas nadando alrededor de barcos en el río.
La vitalidad de las belugas es especialmente significativa para la comunidad indígena de Churchill, que ha visto cómo el turismo de osos polares se ha visto afectado por el calentamiento global.
Con la disminución en las poblaciones de osos polares, la comunidad espera que las belugas atraigan a turistas durante los meses de verano.
Erin Greene, una residente local que sobrevivió a un ataque de un oso polar en 2013, comparte su experiencia transformadora con las belugas.
Después de su encuentro traumático, encontró alivio en el contacto con estos mamíferos amistosos, incluso canta mientras rema en su paddleboard, lo que ella describe como un proceso sanador.
Greene ahora ofrece paseos en paddleboard para turistas, permitiéndoles experimentar la alegría de estar tan cerca de las ballenas.
Los cantos y sonidos de las belugas, que se asemejan a una combinación de clics y silbidos, forman una 'cacofonía' que delata su rica comunicación social.
De hecho, se ha descubierto que estas ballenas emiten llamados distintivos, similares a nombres, que utilizan para comunicarse, revelando una complejidad social comparable a la de los humanos.
La investigadora Vergara destaca que la pérdida de subpoblaciones de belugas podría llevar a la extinción de culturas marinas, similar a la pérdida de un idioma humano.
Los expertos están preocupados porque el cambio climático también afecta la dieta de las belugas, que incluye el bacalao ártico, un pez graso esencial.
Con la disminución del hielo marino, se estima que las ballenas pasan más tiempo expuestas a las orcas, que se han vuelto más comunes en la bahía de Hudson.
Aunque las belugas no están catalogadas como especie en peligro, la disminución de sus poblaciones podría tener un efectos devastadores en su cultura.
Así, mientras el hielo se derrite y las temperaturas continúan aumentando, las belugas de Churchill no solo representan un atractivo turístico, sino que también simbolizan la resiliencia de la vida marina en un paisaje que cambia rápidamente.
La importancia de su conservación es crucial, no solo para estas magníficas criaturas, sino para el ecosistema en su conjunto, pues son un claro indicador de la salud ambiental de su hábitat.