Un estudio reciente revela que la esperanza de vida de las ballenas francas del Atlántico Norte es significativamente más baja de lo que debería ser debido a la intervención humana.

Las ballenas francas del Atlántico Norte, una especie en grave peligro de extinción, deberían tener una esperanza de vida que supere los 100 años.

Sin embargo, investigaciones recientes indican que su longevidad se ha reducido drásticamente a solo 22 años a causa de varias amenazas impuestas por la actividad humana.

Este alarmante hallazgo, publicado en la revista Science Advances, se centra en la relación entre las ballenas francas del Atlántico Norte y las ballenas francas del hemisferio sur, que no están en peligro, ya que pueden vivir hasta 130 años.

Greg Breed, biólogo de la Universidad de Alaska en Fairbanks y autor principal del estudio, enfatiza lo crítico de la situación actual de las ballenas del Atlántico Norte, que migran hasta Canadá en busca de alimento.

"No me sorprendió para nada, porque sabemos que esta especie ha estado gravemente amenazada durante bastante tiempo", comentó Breed.

Las principales razones detrás de la disminución de su esperanza de vida incluyen colisiones con embarcaciones, enredos con redes de pesca y el cambio climático que afecta su hábitat.

Históricamente, la caza de ballenas ha dejado a la población con escasos ejemplares de mayor edad, privando a las generaciones más jóvenes de habilidades esenciales de supervivencia, como encontrar alimento en un océano en transformación.

Breed señala que la última vez que una ballena franca del Atlántico Norte vivió hasta su esperanza de vida natural fue probablemente en los años 1700 o 1800, período en el que la caza había comenzado a afectar significativamente a la población.

Las hembras de esta especie suelen dar a luz a una cría cada tres a cinco años, comenzando a gestar a partir de los 10 a 12 años, lo que aumenta el desafío para la recuperación de su población.

En la actualidad, se estima que quedan aproximadamente 370 ejemplares de ballena franca del Atlántico Norte en la naturaleza.

Las principales amenazas son los enredos en las artes de pesca y las colisiones con barcos comerciales, que a menudo resultan fatales.

La falta de regulaciones en ciertas áreas de pesca puede representar un riesgo adicional para estas ballenas.

Breed subraya que a pesar de los esfuerzos de conservación realizados en las últimas tres décadas, la especie sigue enfrentando una grave crisis.

Scott Kraus, un destacado científico de investigación, añade que estas ballenas desempeñan un papel crucial en la salud de los océanos, fertilizando las aguas con sus excrementos, lo que beneficia la productividad y las pesquerías.

La conservación de la ballena franca del Atlántico Norte está en un punto crítico.

Para conservar a esta especie y lograr un equilibrio entre las actividades económicas y el bienestar de la vida silvestre, es imperativo regular la pesca y abordar el cambio climático.

Las acciones que tomemos ahora serán determinantes para evitar la extinción de este emblemático mamífero marino y asegurar su lugar en nuestros océanos para las futuras generaciones.