Un cometa interestelar de aproximadamente 20 kilómetros de diámetro ha sido observado por astrónomos, siendo el más grande de los tres conocidos hasta ahora. Este visitante del espacio exterior será visible desde la Tierra en diciembre, ofreciéndonos una oportunidad única para estudiar objetos provenientes de otras estrellas.

Imagen relacionada de cometa interestelar gran tamano que sobrevolara la tierra en diciembre

Este descubrimiento marca el tercer objeto conocido que proviene de fuera de nuestro sistema solar, y su tamaño estimado de unos 20 kilómetros de diámetro lo convierte en un hallazgo excepcional para la comunidad científica.

Para poner en perspectiva la magnitud de este cuerpo celeste, el cometa 'Oumuamua, descubierto en 2017, tenía apenas unos 200 metros de diámetro, mientras que 2I/Borisov, hallado en 2019, medía aproximadamente un kilómetro.

La diferencia en tamaño permite a los astrónomos estudiarlo con mayor facilidad a medida que se acerca a nuestro planeta.

Este cometa #interestelar no solo destaca por su tamaño, sino también por su origen. Algunos estudios sugieren que 3I/ATLAS podría tener aproximadamente 7 mil millones de años, mucho más viejo que nuestro propio sistema solar, cuya edad se estima en cerca de 4,5 mil millones de años.

La hipótesis es que proviene de una zona de la galaxia que alberga estrellas muy antiguas, lo que brinda una oportunidad única para estudiar condiciones que existían en otros rincones del universo hace muchos millones de años.

Desde su descubrimiento, los astrónomos rastrean su trayecto a través del espacio. La órbita del cometa tiene una eccentricidad de 6.2, lo que indica que no sigue una trayectoria circular o elíptica típica de los cuerpos en nuestro sistema solar; en cambio, parece proceder desde más allá de la galaxia, cruzando el espacio interestelar a velocidades cercanas a los 61 kilómetros por segundo.

Actualmente, el cometa se encuentra aproximadamente a 465 millones de kilómetros de la Tierra, cercano a la órbita de Júpiter. Se espera que pase por nuestro planeta el 19 de diciembre, alcanzando una distancia aproximada de 270 millones de kilómetros.

Además, su aproximación al Sol será a finales de octubre, en una distancia de unos 210 millones de kilómetros, lo que lo sitúa justo dentro de la órbita de Marte.

La observación de este cuerpo celeste en su fase de acercamiento permitirá a los astrónomos recopilar datos valiosos sobre su composición, comportamiento y origen.

La imagen más detallada hasta ahora fue capturada por el telescopio Gemini Norte en Hawái, equipado con su espectrógrafo GMOS-N, que revela una envoltura de gas y polvo que rodea su núcleo de hielo, parecido a una nube o coma.

El cometa 3I/ATLAS luce con una cola difusa, un fenómeno que sucede cuando el calor del Sol vaporiza los hielos en su superficie, liberando material que forma la cola característica de estos objetos.

Los científicos aún no conocen si este cometa es similar a los que componen la basura dejada por la formación de nuestro sistema solar o si presenta alguna estructura o composición completamente diferente.

El descubrimiento de objetos como este es crucial para ampliar nuestro conocimiento sobre el cosmos, especialmente sobre cuerpos que provienen de otros sistemas estelares y que atraviesan nuestra galaxia.

La posibilidad de estudiar un cometa de origen interestelar puede proporcionarnos pistas sobre las condiciones en otras partes del universo hace miles de millones de años

La posibilidad de estudiar un cometa de origen interestelar puede proporcionarnos pistas sobre las condiciones en otras partes del universo hace miles de millones de años, enriqueciendo nuestra comprensión de la formación estelar y planetaria.

Se espera que futuras observaciones y análisis profundicen en sus características, ayudándonos a entender mejor el pasado y el presente del espacio exterior, además de fortalecer nuestra capacidad para detectar y analizar objetos similares en el futuro, incluso potenciales amenazas.

Este evento también refuerza el interés en desarrollar y mejorar la tecnología de observación, ya que objetos como 3I/ATLAS representan una ventana hacia el universo pasado, ofreciéndonos una visión del cosmos que, aunque distante, es fundamental para comprender nuestra existencia.