Un equipo internacional de astrónomos ha detectado la colisión más grande de agujeros negros observada hasta la fecha, donde dos objetos de masa considerable se fusionaron y forman un nuevo agujero negro de 225 veces la masa solar. Este hallazgo abre nuevas perspectivas en el estudio del universo y la formación de agujeros negros intermedios.

Imagen relacionada de mayor fusion agujeros negros registrada hasta ahora

Este evento tuvo tal magnitud que resultó en la formación de un nuevo agujero negro con una masa equivalente a aproximadamente 225 veces la de nuestro sol, lo que representa un récord en la historia de la #astronomía de ondas gravitacionales.

Para entender la magnitud de este hallazgo, hay que saber que los #agujeros negros involucrados en la fusión tenían masas de 100 y 140 veces la masa solar, respectivamente, cifras que ya son considerables en comparación con los agujeros negros estelares que generalmente oscilan entre unas pocas y varias decenas de masas solares.

La detección de ondas gravitacionales, esas ondulaciones en el espacio-tiempo predichas por Albert Einstein hace más de un siglo, ha abierto una nueva era en la astronomía.

La primera vez que se detectaron estas ondas fue en 2015, y desde entonces, más de 300 eventos similares han sido registrados, ampliando enormemente nuestro conocimiento sobre estos fenómenos cósmicos.

Lo que hace especialmente interesante este reciente evento, llamado GW231123, es no solo la magnitud del agujero negro resultante, sino también la rapidez con la que estaban girando los agujeros en la colisión.

Algunos expertos señalan que estos objetos estaban rotando cerca del límite impuesto por la teoría de la relatividad general de Einstein, lo cual hace que la interpretación de las señales sea un reto pero enriquecedor para el desarrollo de modelos físicos.

La mayoría de los agujeros negros detectados hasta ahora corresponden a remanentes de estrellas que han explotado en supernovas

Pero, ¿por qué es importante este descubrimiento? La mayoría de los agujeros negros detectados hasta ahora corresponden a remanentes de estrellas que han explotado en supernovas, con masas que varían desde unas pocas hasta decenas de veces la solar.