Un asteroide de más de 300 metros de diámetro pasará cerca de la Tierra este fin de semana, generando interés entre los científicos por su tamaño y trayectoria, aunque sin peligro de colisión.

El pasado sábado 24 de mayo, la comunidad científica internacional estuvo atenta a la aproximación de un enorme asteroide que, según información proporcionada por el Laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA, se acerca a la Tierra sin representar ninguna amenaza.
Este cuerpo celeste, conocido como 387746 (2003 MH4), tiene una velocidad de desplazamiento de aproximadamente 8,35 millones de kilómetros por hora (unos 30.060 km/h) y un diámetro estimado de aproximadamente 335 metros, equivalente a unos 288 metros en euros, considerando que el cambio de divisa en ese momento era de aproximadamente 1 euro = 1,16 dólares estadounidenses.
El asteroide llegará a una distancia de aproximadamente 6,68 millones de kilómetros de nuestro planeta, lo que en términos astronómicos es relativamente cercano, aunque en la escala de la distancia espacial es un margen seguro.
La trayectoria de 387746 (2003 MH4) pertenece al grupo de asteroides conocidos como 'Apolo', que son objetos que cruzan la órbita terrestre y se consideran potencialmente peligrosos si superan ciertos tamaños y acercamientos.
Desde hace décadas, la humanidad ha estado consciente de la existencia de un cinturón de asteroides que se encuentra entre las órbitas de Marte y Júpiter.
Estos objetos rocosos, en su mayoría compuestos por piedra y metal, son remanentes de la formación del sistema solar. La diferencia con los cometas radica en que estos últimos contienen más hielo y, por ello, desarrollan colas cuando se acercan al Sol.
El interés científico en asteroides como 387746 radica en su tamaño y en las trayectorias que podrían, en el peor de los casos, poner en riesgo nuestro planeta.
Sin embargo, en esta ocasión, los cálculos realizados por los expertos indican que el asteroide pasará a una distancia segura, muy por fuera de la atmósfera de la Tierra.
La clasificación de este cuerpo como 'Potencialmente Peligroso' (PHA) se debe a que supera los 140 metros de diámetro y se acerca a menos de 7,5 millones de kilómetros.
Para poner en perspectiva, si consideramos la distancia de 6,68 millones de kilómetros, es como si un objeto de tamaño similar a la Torre Eiffel, que mide aproximadamente 330 metros, pasara a una distancia equivalente a varias veces la altura de la misma estructura en nuestro planeta.
A pesar de ello, los expertos aseguran que no existe riesgo de impacto y que la vigilancia continúa para detectar cualquier cambio en su trayectoria.
Este tipo de eventos son monitoreados de cerca desde hace décadas, especialmente desde que en 1994 la NASA formalizó el programa Near Earth Object Program, con el objetivo de detectar, rastrear y, en su caso, desviar objetos que puedan representar una amenaza para la Tierra.
La historia del estudio de los asteroides se remonta a principios del siglo XIX, cuando se descubrieron los primeros en el cinturón de asteroides. Desde entonces, la tecnología ha avanzado significativamente, permitiendo no solo detectar estos cuerpos, sino también planificar posibles acciones de defensa planetaria.
Por ejemplo, en 2016, la misión OSIRIS-REx de la NASA logró recoger muestras del asteroide Bennu, considerado uno de los cuerpos con mayor probabilidad de impactar en la Tierra en los próximos siglos.
La misión buscaba entender mejor la composición de estos objetos y estudiar posibles estrategias para desviarlos si fuera necesario.
En conclusión, aunque el acercamiento del asteroide 387746 (2003 MH4) genera cierto interés y preocupación, las instituciones científicas aseguran que no hay motivo de alarma.
La vigilancia continúa y, gracias a los avances tecnológicos, la humanidad cuenta con mejores herramientas para detectar y enfrentar posibles amenazas provenientes del espacio.
La próxima vez que un asteroide pase cerca de nuestro planeta, estaremos mejor preparados para entender y, en su caso, actuar frente a estos fenómenos cósmicos.