Nuevas observaciones revelan que el asteroide 2024 YR4 tiene escasas probabilidades de colidir con la Tierra en 2032, tras haberse estimado un riesgo mayor anteriormente.

Recientes estudios sobre el asteroide denominado 2024 YR4 han revelado que las posibilidades de que colida con la Tierra en 2032 son casi nulas. Este pequeño asteroide, de entre 40 a 90 metros de diámetro, había sido identificado en diciembre y en un principio se calculó que tenía entre un 2 y un 3% de probabilidad de impacto.
Sin embargo, nuevas observaciones realizadas por el Very Large Telescope del Observatorio Europeo Austral en Chile han proporcionado datos más precisos sobre su trayectoria futura, lo que ha permitido reducir esta estimación de riesgo a tan solo 0.001%, según el Centro de Coordinación de Objetos Cercanos a la Tierra de la Agencia Espacial Europea. NASA estima el riesgo aún más bajo, en un 0.004%.
Olivier Hainaut, astrónomo del Observatorio Europeo, expresó que 'el riesgo está disminuyendo', lo que viene a tranquilizar a la comunidad científica y al público en general.
Aunque esta noticia es alentadora, el asteroide continúa siendo monitoreado debido al potencial peligro que representa. Si bien el escenario más probable es que 2024 YR4 se desvíe de su rumbo y evite la colisión, existe la posibilidad de que pueda impactar en la Luna, donde el riesgo se sitúa en un 1.7%.
Los expertos advierten que un impacto de un asteroide, dependiendo de su tamaño, podría tener consecuencias devastadoras. Hainaut comparó el impacto de un objeto de 10 metros de ancho con la energía liberada por la bomba de Hiroshima, señalando que el impacto de 2024 YR4 podría ser 500 veces más energético.
A pesar de ello, se estima que gran parte de esa energía se disiparía en las capas altas de la atmósfera en caso de colisión, aunque todavía podría provocar daños significativos en una extensa área urbana.
La historia de nuestro planeta está marcada por grandes impactos de asteroides. Por ejemplo, se cree que un evento de hace 66 millones de años, donde un asteroide de entre 10 y 15 kilómetros de ancho colisionó en la península de Yucatán, fue responsable de la extinción de alrededor del 75% de las especies del mundo, incluyendo la desaparición de los dinosaurios.
Este tipo de acontecimientos resalta la importancia del monitoreo de objetos cercanos a la Tierra y la investigación en defensa planetaria.
En 2022, se llevó a cabo un experimento pionero con la misión DART de la NASA, que logró desviar la trayectoria del asteroide Dimorphos. Este experimento fue un paso significativo para desarrollar tecnologías que nos permitan abordar amenazas futuras de este tipo. Por su parte, la misión OSIRIS-REx de la NASA también ha añadido un valioso conocimiento al recoger muestras del asteroide Bennu y demostrar que estos cuerpos celestes pueden contener los bloques químicos fundamentales de la vida.
A medida que los científicos continúan estudiando estos objetos, obtenemos una comprensión más profunda de los riesgos asociados y las oportunidades que representan.
Las tecnologías y los conocimientos adquiridos en estas misiones no solo nos preparan para posibles impactos, sino que también enriquecen nuestra comprensión del universo y de los orígenes de nuestro propio planeta.