Nuevos estudios revelan que los restos encontrados en una cámara funeraria de la Edad de Hierro en las Islas Scilly pertenecieron a una guerrera, desafiando así las antiguas creencias sobre el papel histórico de las mujeres en la guerra.
Arqueólogos han confirmado que los restos de la Edad de Hierro encontrados en las Islas Scilly pertenecían a una guerrera, desafiando las antiguas creencias sobre el papel histórico de las mujeres en la guerra.
El sitio de entierro, descubierto en 1999 en la isla de Bryher en Inglaterra, contenía restos humanos fragmentados, una espada y un espejo.
Durante años, los científicos debatieron si pertenecían a un hombre o a una mujer.
Sin embargo, gracias a una nueva técnica que analiza las proteínas encontradas en el esmalte dental, los arqueólogos finalmente tienen la respuesta.
La investigación reveló que este entierro de hace 2000 años, uno de los más ricos en el suroeste de Gran Bretaña, pertenecía a una mujer.
Los expertos creen que esta mujer tenía un papel significativo en la guerra, posiblemente organizando, comandando o liderando en ella.
Esto desafía la antigua teoría de que solo los hombres participaban en la batalla durante la Edad de Hierro.
El descubrimiento de una espada y un espejo en el sitio de Bryher es lo que intrigó a los investigadores.
Los entierros de la Edad de Hierro con espadas suelen pertenecer a hombres, mientras que los que contienen espejos suelen pertenecer a mujeres.
La presencia de ambos en la tumba sugiere que esta mujer tenía un estatus y una importancia considerable en su comunidad.
La arqueóloga Bettina Arnold, que no participó en el estudio, advierte que no se debe asumir automáticamente que la presencia de una espada indica que la persona era una guerrera.
Los objetos encontrados en las tumbas a menudo simbolizan el papel de protección y liderazgo de una comunidad.
Sin embargo, los investigadores están seguros de que esta mujer tuvo algún tipo de participación en la guerra.
El análisis de los restos mostró que hay señales de violencia en los huesos de hombres y mujeres en esta área de la Edad de Hierro, lo que sugiere que ambos sexos estaban involucrados en actividades violentas y podían defenderse por igual.
Esta evidencia respalda la idea de que las mujeres también jugaban un papel en la guerra durante este período.
El hecho de que los restos estuvieran muy fragmentados y en mal estado dificultó la obtención de ADN para confirmar el sexo de esta guerrera.
Sin embargo, los científicos utilizaron una técnica innovadora que analiza el esmalte dental y determinaron con un 96% de probabilidad que era una mujer.
Esta técnica ha demostrado ser un verdadero avance en la identificación del sexo en restos antiguos.
Estos nuevos hallazgos desafían la narrativa histórica sobre el papel de las mujeres en la guerra y son parte de un cambio más amplio en la forma en que se entienden los roles de género en el pasado.
Estudios recientes han demostrado que las antiguas sociedades no tenían roles de género estrictos y que los hombres y las mujeres participaban en actividades diversas, incluyendo la guerra.
Sarah Stark, la bióloga esquelética humana que participó en el estudio, considera que estos hallazgos abren la puerta a la posibilidad de encontrar más guerreras ocultas en enterramientos antiguos.
Los avances en el campo de la arqueología están revelando nuevas y fascinantes historias sobre el papel de las mujeres en la guerra y en la sociedad en general.