La compañía tecnológica busca diversificar su fabricación en respuesta a las crecientes tensiones comerciales entre EE.UU. y China, con planes de producir más de 60 millones de iPhones en la India para 2026.

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En un movimiento estratégico que refleja la creciente incertidumbre en las relaciones comerciales internacionales, Apple ha anunciado que trasladará toda su producción de iPhones destinados al mercado estadounidense a la India.

Esta decisión llega en medio de un contexto de tensiones comerciales entre Estados Unidos y China, países que históricamente han sido los principales centros de fabricación para la gigante tecnológica.

Desde 2017, Apple ya había comenzado a diversificar su producción en India, colaborando con fabricantes locales como Wistron y Foxconn para ensamblar modelos como el iPhone 6s y el iPhone SE en fábricas de Bengaluru.

Sin embargo, la reciente escalada en las tarifas y políticas arancelarias, en particular durante la administración del expresidente Donald Trump, ha acelerado esta estrategia.

Actualmente, las importaciones de productos desde China enfrentan un arancel del 145%, lo que ha encarecido significativamente los costos de producción para empresas como Apple.

El cambio hacia la India no es solo una respuesta a los obstáculos arancelarios, sino también una oportunidad para ampliar la presencia del país en la cadena de suministro global.

La India, que en los últimos años ha experimentado un crecimiento económico acelerado y una fuerte expansión en su mercado laboral, se ha convertido en un punto clave para las empresas tecnológicas internacionales.

Según informes recientes, en abril de 2024, la producción de iPhones en India representa aproximadamente el 14% del total mundial, pero se prevé que esta cifra pueda aumentar hasta el 25% para fin de año.

Apple tiene como objetivo duplicar su capacidad de producción en India, alcanzando la fabricación de más de 60 millones de dispositivos anuales para 2026.

Esta estrategia busca reducir la dependencia de China, que sigue siendo el principal centro de manufactura, aunque con una participación en la producción global que ha ido disminuyendo con el tiempo.

Este proceso de reubicación también enfrenta desafíos significativos. Por ejemplo, la India impuso un arancel del 26% a los productos importados desde EE.UU., aunque esta tarifa fue temporalmente suspendida durante 90 días para facilitar las negociaciones entre ambos países. Además, la complejidad de establecer cadenas de suministro eficientes y garantizar la calidad en la producción local son obstáculos que Apple debe superar.

Por otro lado, la importancia del mercado estadounidense para Apple sigue siendo fundamental. En 2024, Estados Unidos representó aproximadamente el 28% de las entregas globales de iPhones, lo que hace que la empresa siga enfocada en satisfacer la demanda en ese país.

La estrategia de producción en India también busca mitigar el impacto de las tarifas arancelarias y mantener la competitividad frente a otros fabricantes en un mercado cada vez más disputado.

Mientras tanto, en el ámbito político, Estados Unidos y la India continúan fortaleciendo sus relaciones comerciales y diplomáticas, con visitas de alto nivel como la del vicepresidente JD Vance a Nueva Delhi, que buscan impulsar acuerdos y colaboraciones en diferentes sectores.

En el contexto histórico, esta decisión de Apple refleja una tendencia más amplia en la industria tecnológica. Desde los años 80, cuando la globalización empezó a transformar la producción, las empresas han buscado diversificar sus cadenas de suministro para reducir riesgos y costos.

La pandemia de COVID-19 y las tensiones geopolíticas recientes han acelerado estos movimientos, evidenciando la importancia de tener una producción flexible y adaptable.

En conclusión, la transferencia de producción de iPhones a la India no solo representa una estrategia para sortear obstáculos arancelarios, sino también una apuesta por un futuro en el que las cadenas de suministro sean más resilientes y diversificadas.

La iniciativa podría transformar a India en uno de los principales centros tecnológicos del mundo, consolidando su posición en la economía global y cambiando el panorama de la fabricación de dispositivos electrónicos en los próximos años.