Canadá está revaluando su dependencia en las importaciones de alimentos de EE.UU., apostando por la producción local mediante invernaderos y agricultura vertical.

El reciente deterioro en las relaciones entre Canadá y Estados Unidos ha llevado a muchos canadienses a reconsiderar su dependencia en productos alimenticios provenientes del sur.
En este contexto, surge la pregunta: ¿Puede Canadá producir más de sus propios alimentos? Según expertos, la respuesta podría ser afirmativa gracias a avances en tecnologías como los invernaderos y la agricultura vertical.
Actualmente, Estados Unidos representa alrededor del 67% de las importaciones de verduras y el 36% de las frutas que consume Canadá. Esto significa que, en promedio, el 50% de las verduras (excluyendo las papas) y el 75% de las frutas que se consumen en territorio canadiense son importadas.
Esta situación ha generado un aumento en la producción local, con agricultores locales intensificando sus esfuerzos para abastecer la demanda creciente.
Jon Lomow, cofundador de Fieldless Farms, una granja vertical en Cornwall, Ontario, ha notado un notable incremento en las ventas de sus productos: "Estamos agotando existencias de dos a cuatro veces más rápido que antes.
Es un fuerte indicador de que los consumidores quieren comprar más localmente," comentó Lomow. Para satisfacer la creciente demanda, Fieldless Farms está planeando construir una nueva instalación y ha lanzado una campaña de crowdfunding, ya habiendo recolectado casi 2 millones de euros en un mes.
Este impulso hacia la autosuficiencia se ha visto respaldado por un informe del Royal Bank of Canada, que señala que la producción de frutas y verduras en invernaderos en provincias como Ontario, Quebec, Alberta y Columbia Británica se ha multiplicado por cinco desde 2000.
Sin embargo, la producción local aún debe aumentar considerablemente para poder satisfacer la demanda interna; se estima que las verduras deben duplicarse y las frutas triplicarse.
La historia de la producción agrícola en Canadá muestra que el país solía ser un productor significativo de frutas y verduras hasta finales de los años 80, cuando un acuerdo de libre comercio facilitó la importación de estos productos desde Estados Unidos.
Como resultado, muchos procesadores de alimentos migraron al sur para obtener productos durante todo el año, y los agricultores canadienses se vieron forzados a disminuir sus cultivos.
Lenore Newman, directora del Instituto de Alimentos y Agricultura en la Universidad del Fraser Valley, destaca las lecciones que se pueden aprender de otros países, como los Países Bajos.
Este país, aunque es más pequeño que Nueva Escocia, es el segundo mayor exportador mundial de verduras, gracias a su uso eficiente de invernaderos y tecnologías agrícolas.
Durante la Segunda Guerra Mundial, los neerlandeses experimentaron una severa escasez de alimentos, lo que llevó a una decidida inversión en tecnología agrícola para evitar que esto se repitiera.
Nueva technologie como las granjas verticales están cambiando el panorama agrícola en Canadá, permitiendo la producción de alimentos durante todo el año.
Esto podría no solo hacer más accesibles los alimentos locales, sino que también podría ayudar a fomentar una mayor conectividad entre los agricultores y los consumidores canadienses.
A medida que surgen estas iniciativas, la dependencia de Canadá de las importaciones de productos alimenticios podría disminuir, impulsando la seguridad alimentaria en el país.
Con el mundo enfrentando problemas de suministros y referencias a la estrategia alimentaria ineficaz, en tiempos donde más de 9 millones de canadienses viven en hogares con inseguridad alimentaria, hay una creciente necesidad de priorizar la producción local y la autosuficiencia alimentaria.
Esto requerirá no solo inversiones en tecnología y métodos agrícolas, sino también un cambio en la mentalidad de los consumidores hacia la valoración de los productos canadienses.