La iniciativa del gobierno de Alberta para permitir la caza selectiva de osos grizzly problemáticos ha atraído a miles de ciudadanos, lo que ha suscitado voces de alarma sobre la falta de experiencia entre los participantes.
Desde que el gobierno de Alberta anunció su plan para involucrar a ciudadanos en la gestión de la vida silvestre, aumentando su capacidad para participar en cacerías selectivas de animales problemáticos, se ha registrado una avalancha de interés: aproximadamente 7,000 personas han solicitado ser parte de este programa.
La medida tiene como objetivo abordar la creciente preocupación por la interacción de los humanos con la fauna salvaje.
En particular, algunos osos grizzly han sido señalados como problemáticos debido a su cercanía con áreas pobladas y a incidentes recientes que han implicado ataques a personas, como ocurrió hace pocas semanas con un ciclista en el condado de Rocky View.
A través de este programa, se seleccionaron inicialmente a 30 ciudadanos, distribuidos en tres regiones, para formar un grupo de respuesta para la gestión de problemas relacionados con la vida silvestre.
A pesar del gran número de solicitantes, hasta ahora no se ha requerido de intervención alguna.
El Ministro de Recursos Forestales y Parques, Todd Loewen, declaró que esta iniciativa busca proporcionar una solución a los conflictos entre la fauna y la población, en lugar de ser simplemente una cacería como tal.
"No se trata de una cacería abierta; se trata de responder a problemas específicos de vida silvestre.
Solo se puede cazar un oso grizzly problemático y en un tiempo y lugar determinados", aseguró Loewen.
Sin embargo, la ausencia de requisitos de capacitación para los seleccionados ha generado preocupación entre algunos expertos en vida silvestre, quienes temen que la participación del público en la caza de osos pueda aumentar el riesgo de encuentros peligrosos.
Dan LeGrandeur, un especialista en conflictos de vida silvestre, ha expresado su desacuerdo con el enfoque del gobierno y sugiere que la gestión de estos conflictos debería dejarse en manos de profesionales capacitados, los cuales tienen la formación y la experiencia necesarias para manejar situaciones de riesgo.
LeGranduer señala que no es suficiente contar con una licencia de caza o un permiso de arma para manejar eficazmente las interacciones entre humanos y osos.
Mientras que algunos ciudadanos apoyan esta nueva regulación, destacando que podría ayudar a controlar la población de osos que entran en contacto con áreas urbanas, otros, como Ruiping Luo, especialista en conservación de la Asociación de Vida Silvestre de Alberta, argumentan que no hay una justificación científica clara para permitir la caza de osos grizzly.
Luo destaca que la caza no es la forma más eficaz de controlar los conflictos, indicando que tal vez se debería priorizar la educación y la concienciación sobre la vida silvestre en lugar de optar por medidas letales.
Cabe recordar que los osos grizzly en Alberta fueron clasificados como una especie amenazada en 2010, con un estimado de 700 a 800 individuos, y aunque no cuentan con protección federal, su población sigue enfrentando desafíos significativos, como la pérdida de hábitat.
La debilidad de los osos en reproducción y el aumento de su interacción con los humanos es un aspecto que debe ser moderado.
Con la participación del público en esta iniciativa de caza, se teme que estos encuentros puedan no solo incrementar, sino también resultar en situaciones peligrosas.
Al final, la situación en Alberta nos obliga a replantearnos cómo coexistir con la vida silvestre y a manejar los conflictos que surgen, buscando estrategias que prioricen la seguridad de la población y la conservación de las especies en peligro.