La conducción en condiciones de niebla representa un riesgo elevado, sobre todo en temporadas de otoño e invierno en países como Argentina. Conoce las recomendaciones clave para reducir peligros y garantizar una adecuada seguridad vial durante estos desafíos climáticos.

Argentina, por ejemplo, presenta una recurrencia de estos fenómenos en autopistas, accesos y caminos rurales, incrementando así la probabilidad de incidentes viales si no se toman las precauciones adecuadas.
La historia del transporte muestra cómo la adaptación a las condiciones meteorológicas ha sido crucial para la seguridad en la carretera. Desde la invención de los primeros automóviles hasta la actualidad, se han desarrollado tecnologías y recomendaciones que buscan mitigar los peligros asociados con la baja visibilidad.
Sin embargo, a pesar de los avances tecnológicos y de la existencia de campañas de concientización, muchos conductores continúan subestimando los riesgos de manejar en niebla y no aplican las medidas preventivas necesarias.
Una de las recomendaciones más importantes es la selección correcta de las luces. Se aconseja encender siempre las luces bajas y, si el vehículo dispone, las luces antiniebla delanteras y traseras. Es fundamental evitar usar las luces altas, ya que estas reflejan la niebla hacia el conductor, creando un efecto de pantalla que reduce aún más la visibilidad.
Además, con los avances en iluminación LED y halógena, los vehículos modernos facilitan una mejor percepción en estas condiciones adversas.
Otra estrategia vital es mantener una distancia de seguridad mayor respecto al vehículo de adelante. La visibilidad reducida obliga a reforzar esta distancia para permitir frenar a tiempo y evitar colisiones en cadena, que suelen ser frecuentes en esas condiciones.
La velocidad debe ser moderada, adaptándose a la situación; no se recomienda circular a máxima velocidad, ya que los tiempos de reacción se acortan y las maniobras correctas deben realizarse con suavidad y gradualidad.
Es también importante evitar los adelantamientos, ya que la niebla impide ver claramente si hay vehículos en sentido contrario o en el mismo sentido en carriles adyacentes.
El mantener el carril y seguir las líneas pintadas en el asfalto ayuda a no perder el rumbo y evitar desorientaciones peligrosas.
En casos de #neblina muy espesa
En casos de neblina muy espesa, no se debe detener en medio de la vía. Frenar abruptamente o detenerse sin señalización puede causar accidentes por alcance. La opción más segura es bajar a la banquina y detenerse allí, lejos del flujo vehicular, en un lugar seguro y visible. Siempre que sea posible, usar el limpiaparabrisas y activar el sistema de ventilación interna ayudará a mantener los cristales despejados y mejorar la visión.
La humedad atrapada en los vidrios puede empañarlos rápidamente, disminuyendo aún más el campo visual.
Para viajes largos, se recomienda reducir las distracciones dentro del vehículo, como apagar la radio si está muy alta o evitar el uso del teléfono móvil, concentrándose solo en el manejo.
La atención plena es vital, especialmente en estas condiciones peligrosas.
Además, las luces intermitentes o de emergencia deben utilizarse con criterio, solo cuando la visibilidad es casi nula y realmente es necesario alertar a los conductores que vienen detrás.
Su uso indebido puede confundir y generar riesgos adicionales.
Finalmente, la planificación del viaje resulta esencial. Consultar los pronósticos meteorológicos antes de partir y considerar retrasar la salida en caso de pronósticos de niebla espesa ayuda a evitar situaciones peligrosas.
En ocasiones, esperar unas horas hasta que la niebla se disipe es la mejor decisión para garantizar la seguridad de todos los ocupantes del vehículo.
En resumen, la experiencia muestra que la prevención, la atención y la adaptación a las condiciones del entorno son clave para reducir accidentes en situaciones de baja visibilidad.