Un estudio realizado por investigadoras del Hospital General Universitario Gregorio Marañón revela que el cerebro de las madres experimenta cambios anatómicos durante el embarazo, los cuales están relacionados con la neuroplasticidad. Estos cambios persisten hasta los seis años posparto y son similares a los que ocurren durante la adolescencia. El conocimiento de estos cambios es esencial para prevenir y tratar patologías perinatales como la depresión posparto.
Investigadoras del Hospital General Universitario Gregorio Marañón, centro público de la Comunidad de Madrid, han realizado un estudio en el que se ha descubierto que el cerebro de las madres experimenta cambios anatómicos durante el embarazo.
Este estudio, publicado en la revista Nature Neuroscience, analizó el cerebro de 110 mujeres en su tercer trimestre de embarazo y lo comparó con el de mujeres que nunca habían estado embarazadas.
Los resultados revelaron que el cerebro de las futuras madres ya era anatómicamente diferente antes de que naciera el bebé. Estos cambios están relacionados con la neuroplasticidad, es decir, la capacidad del cerebro para modificar su estructura y función en respuesta a experiencias y estímulos del entorno.
El estudio también demostró que estos cambios cerebrales persisten hasta los seis años posparto y son similares a los que ocurren durante la adolescencia.
Esto refuerza la idea de la 'matrescencia', una etapa de transición que experimenta una mujer al convertirse en madre.
Las investigadoras Susana Carmona, María Paternina-Die y Magdalena Martínez, del área de investigación Neuromaternal del Hospital Gregorio Marañón, llevaron a cabo este estudio.
También se evaluó a las participantes al primer mes tras el parto y se observó que algunos de los cambios cerebrales producidos por la gestación revierten a su estado preembarazo rápidamente tras el parto, mientras que otros persisten.
Se ha descubierto que el tipo de parto también influye en los cambios cerebrales.
En el estudio, el 79% de las mujeres dieron a luz por parto vaginal, un 11% mediante cesárea de emergencia y un 10% mediante cesárea programada.
Las mujeres que tuvieron una cesárea programada mostraron cambios cerebrales diferentes a las que tuvieron un parto vaginal o una cesárea de emergencia tras trabajo de parto.
Además, se ha constatado que existe una relación entre la ansiedad durante el embarazo, la experiencia de parto y el posparto.
Cuanta más ansiedad tiene la madre durante el embarazo, peor es la experiencia de parto.
Y una peor experiencia de parto se asocia con mayor estrés durante el posparto, lo cual se relaciona con más síntomas de depresión y un peor vínculo con el bebé.
Este estudio ha permitido identificar que el embarazo, el parto y el posparto conllevan cambios hormonales, inmunológicos y ambientales muy diferentes.
Estos procesos también se caracterizan por mecanismos de neuroplasticidad diferentes.
Es fundamental comprender cómo cada uno de estos procesos afecta al cerebro materno para predecir, prevenir y tratar patologías perinatales como la depresión posparto, que afecta a casi 1 de cada 5 mujeres.
Fuente de la imagen: [Enlace a la imagen](https://www.comunidad.madrid/sites/default/files/doc/sanidad/comu/susana_carmona_web.jpg1170780)