La Comunidad de Madrid ha generado el año pasado 94.000 megavatios hora de electricidad utilizando biogás obtenido de las aguas residuales. Esto equivale a satisfacer la demanda de más de 72.000 habitantes. La energía obtenida es limpia, versátil y renovable, y puede transformarse en electricidad, calor o carburante para vehículos.

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La Comunidad de Madrid ha logrado generar una cantidad significativa de electricidad el año pasado utilizando biogás proveniente de las aguas residuales.

En total, se produjeron 94.000 megavatios hora de energía en las 18 depuradoras que emplean motogeneradores y turbinas alimentados con biogás.

Esta cantidad de electricidad es equivalente al consumo anual de una población de más de 72.000 habitantes, como Majadahonda.

El biogás utilizado para generar esta energía se obtiene a través del tratamiento de los fangos retirados de las aguas residuales por parte del Canal de Isabel II. Durante su almacenamiento en grandes digestores, los fangos liberan biogás, que es capturado y utilizado como fuente de energía.

En total, la empresa pública obtuvo 52 millones de metros cúbicos de biogás el año pasado en sus estaciones de depuración.

El biogás es una energía renovable y limpia, que puede almacenarse y utilizarse de manera ininterrumpida.

Además de poder transformarse en calor o electricidad, también puede convertirse en carburante para vehículos.

Está compuesto principalmente por metano (alrededor del 65%) y dióxido de carbono (aproximadamente el 35%). Si se remueve el CO2 del biogás, se puede obtener biometano, que puede utilizarse como combustible en automóviles.


Canal de Isabel II ha suministrado más de 7.300 kilos de biometano a sus vehículos desde que comenzó su producción en la depuradora de Viveros de la Villa, en la capital.

Esto ha permitido recorrer de manera sostenible un total de 182.000 kilómetros.

Los vehículos que utilizan biometano no emiten partículas ni dióxido de azufre, y sus emisiones de CO2 son neutras, ya que se originan a partir de fuentes humanas y no contribuyen al efecto invernadero.

Además, reducen en un 85% los óxidos de nitrógeno y en un 50% las emisiones acústicas.

Esta iniciativa de la Comunidad de Madrid no solo contribuye a la generación de energía limpia, sino que también reduce el impacto del ciclo integral del agua y promueve la descarbonización.

El aprovechamiento de los residuos líquidos se enmarca dentro de la estrategia regional de economía circular y eficiencia energética, que busca cuidar el entorno y fomentar el uso de energías renovables e inagotables.