Una jornada pionera une educación, apoyo y sensibilización para niños con diabetes tipo 1 y sus familias, promoviendo la formación y la convivencia en un entorno colaborativo.

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El Hospital Universitario de Móstoles, dependiente de la red sanitaria pública de la Comunidad de Madrid, participó en la primera edición de “El Obrador Azul”, una iniciativa pionera que busca sensibilizar, educar y fortalecer la #comunidad de #familias con niños que padecen #diabetes tipo 1.

Este evento, organizado en colaboración con la Asociación de Diabetes de Móstoles y la Escuela de Hostelería y Turismo Simone Ortega, se convirtió en un espacio de aprendizaje y apoyo mutuo, promoviendo la integración social y la formación en aspectos esenciales para la autogestión de la enfermedad.

La diabetes tipo 1 es una condición que afecta a niños y adolescentes, quienes deben aprender a gestionar su enfermedad de manera autónoma y responsable.

Según datos de la Organización Mundial de la Salud, la prevalencia de esta enfermedad ha aumentado en las últimas décadas, convirtiéndose en un desafío importante en el ámbito sanitario y social.

La iniciativa “El Obrador Azul” surge como respuesta a la necesidad de ofrecer recursos educativos y espacios de convivencia que faciliten la vida diaria de estas familias.

El evento contó con la participación de alumnos de la Escuela Simone Ortega, quienes, junto a los niños y sus familias, realizaron actividades prácticas relacionadas con la panadería y la nutrición.

Durante la jornada, los niños pudieron aprender de primera mano el proceso de elaboración de panes y galletas en las cocinas profesionales del centro, creando sus propios productos en un ambiente lúdico y formativo.

Esta experiencia no solo fomenta habilidades culinarias, sino que también ayuda a entender la importancia de la alimentación saludable en el control de la diabetes.

Una parte fundamental del encuentro fue el taller de conteo de hidratos de carbono, que permite a los pacientes estimar con precisión la cantidad de insulina necesaria según la ingesta de alimentos.

Este taller, dirigido por profesionales del Hospital de Móstoles y del equipo de Endocrinología Pediátrica, contó con la participación activa de padres y madres, quienes pudieron compartir experiencias y estrategias para manejar mejor la enfermedad en el día a día.

La enfermera pediátrica Verónica González explicó cómo el ejercicio físico influye en los niveles de glucosa y en la necesidad de administrar insulina, subrayando la importancia de un enfoque integral en la gestión de la diabetes.

La jornada culminó con una merienda saludable elaborada por los mismos alumnos de la escuela, en la que se reforzaron conceptos de nutrición y se practicó el conteo de raciones de forma amena y participativa.

Más allá de la parte educativa, “El Obrador Azul” promovió un espacio de apoyo emocional donde las familias pudieron sincerarse, compartir sus miedos y estrategias, y fortalecer su red de apoyo.

Como explicó el Dr. Javier Blumenfeld, pediatra del Hospital Universitario de Móstoles, “crear estos grupos en los que padres y madres pueden expresarse con sinceridad y entender que no están solos en su experiencia ayuda a vivir con más tranquilidad y seguridad”.

Históricamente, la atención a niños con diabetes ha evolucionado notablemente desde la introducción de la insulina en los años 1920, un avance que transformó radicalmente la esperanza de vida y la calidad de vida de estos pacientes.

Sin embargo, aún existen desafíos en la #educación y en la integración social, que iniciativas como esta buscan abordar.

El valor de “El Obrador Azul” radica en su carácter replicable y en su capacidad de conectar distintos ámbitos, desde la #salud hasta la educación y la hostelería, demostrando que la colaboración multisectorial puede generar impactos positivos en la comunidad.

La Escuela Simone Ortega, con sus instalaciones y su equipo comprometido, facilita la organización de eventos que fomentan la participación activa y el aprendizaje práctico.

En definitiva, esta jornada refleja un modelo que combina formación, sensibilización y apoyo emocional, contribuyendo a que las familias con niños diabéticos puedan convivir mejor con su enfermedad, en un entorno que promueve la normalización, la empatía y la solidaridad.

La continuidad de estas actividades es fundamental para fortalecer la comunidad y avanzar hacia una sociedad más inclusiva y consciente de las necesidades específicas de las personas con diabetes.