El rapero Ye, antes conocido como Kanye West, realizará un evento en Hainan, generando incertidumbre sobre el apoyo del gobierno chino.

BEIJING: La reciente noticia del regreso del rapero Ye, conocido anteriormente como Kanye West, a los escenarios de China ha provocado una mezcla de emociones entre sus seguidores.

Mientras la expectativa de su actuación el próximo domingo es palpable, también surge la confusión: ¿por qué el gobierno chino, tan conocido por su control de la cultura y el entretenimiento, ha permitido la llegada de un artista tan controversial?

La presentación, que Ye describe como una 'escucha', se llevará a cabo en la isla de Hainan, una provincia menos conocida en comparación con Beijing o Shanghái.

Esta elección del lugar ha generado un aluvión de comentarios en las redes sociales, en particular en Weibo, uno de los principales canales de comunicación en el país.

Un comentario que se hizo viral simplemente decía: "¿Cómo?", acompañado de un emoji de cabeza explotando.

El contexto económico de China podría ser la clave para entender esta decisión.

Desde que el país reabrió sus fronteras tras tres años de estrictos confinamientos por la pandemia del coronavirus, el gobierno ha estado buscando maneras de estimular el gasto del consumidor y reactivar el turismo.

En un comunicado el jueves pasado, el gobierno de Haikou, la ciudad anfitriona del evento, mencionó: "Introducir enérgicamente nuevos tipos de actuaciones deseadas por los jóvenes, así como conciertos de cantantes internacionales de gran popularidad en internet, es la línea para el desarrollo de alta calidad en el futuro".

No obstante, permanece la incertidumbre acerca de si la aparición de Ye es parte de un cambio más amplio en la política cultural del país o solo un caso aislado.

Antes de la pandemia, el número de artistas extranjeros de renombre visitando China ya había comenzado a disminuir, en gran parte debido al endurecimiento de las restricciones sobre la libertad de expresión.

Bandas como Bon Jovi y Maroon 5 vieron cómo sus conciertos eran cancelados abruptamente, lo que llevó a suposiciones de que estas decisiones estaban ligadas a las opiniones políticas de sus integrantes, como el apoyo a la independencia del Tíbet.

Además, la prohibición de Justin Bieber en 2017 por lo que el gobierno de Beijing se refirió como "comportamiento inapropiado" subraya la tensión entre el arte y la política en China.

Esta situación plantea interrogantes sobre cómo serán recibidas las actuaciones de Ye, quien se ha visto envuelto en múltiples controversias a lo largo de su carrera, incluyendo los comentarios polarizadores sobre raza y política.

El ataque del gobierno chino a la cultura hip-hop en 2018, donde se afirmó que los artistas que insultan a las mujeres y promueven el uso de drogas "no merecen un escenario", complica aún más el panorama.

A pesar de esto, el interés por su música permanece, lo que sugiere que la llegada de Ye a Hainan podría ser una forma de reactivar la relación entre las culturas pop internacionales y el público chino.

A medida que se acerca el evento, muchos se preguntan si la actuación de Ye abrirá la puerta a un nuevo tipo de diálogo cultural o si permanecerá como un singular ejemplo de una estrategia de apertura temporal.

Las respuestas a estas preguntas podrían moldar el paisaje de la música y el arte en China en los próximos años.