Tres explosiones en Cali y alrededores causan al menos dos víctimas mortales y más de 300 heridos, en medio de una escalada terrorista que busca desestabilizar la región antes de una visita presidencial.

Imagen relacionada de olas de violencia en cali dejan dos muertos y mas de 300 heridos en atentados coordinados

Los ataques, coordinados y dirigidos contra puestos policiales y zonas estratégicas, representan una escalada significativa en la #violencia que azota la región en los últimos meses.

Las #explosiones ocurrieron en diferentes puntos de Cali, específicamente en barrios como Meléndez, Manuela Beltrán y Los Mangos. La primera bomba, colocada en una motocicleta, fue activada en el barrio de Meléndez, mientras que las otras dos estallaron en sectores cercanos, generando pánico entre la población y dejando numerosos daños materiales.

La magnitud de los hechos llevó a que las autoridades activaran protocolos de emergencia y movilizaran a equipos médicos y policiales para atender a los afectados.

El balance inicial indicaba una víctima mortal y nueve heridos, pero posteriormente la Secretaría de Salud confirmó que 36 personas habían sido atendidas por los servicios de emergencia, incluyendo tres menores de edad.

Lamentablemente, dos de los heridos fallecieron debido a la gravedad de sus heridas. Entre los lesionados, 22 fueron trasladados a diferentes hospitales y clínicas de la ciudad, donde reciben atención especializada. La Secretaría de Salud emitió una alerta hospitalaria a toda la red sanitaria pública y privada, además de activar bancos de sangre y el transporte especializado para garantizar una atención rápida y efectiva.

Estos ataques han sido atribuidos a disidencias de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de #Colombia (FARC) que operan en la región, lideradas por Néstor Gregorio Vera, alias Iván Mordisco.

La presencia de estos grupos en el suroeste del país ha incrementado la violencia y el temor entre la población, en un contexto donde la inseguridad se ha convertido en una de las principales preocupaciones nacionales.

En un contexto histórico, #Cali ha sufrido varias oleadas de violencia a lo largo de su historia, desde los conflictos derivados del narcotráfico en los años 80 y 90, hasta los recientes enfrentamientos entre grupos armados y fuerzas del orden.

La ciudad, que en el pasado fue un importante centro de producción y tránsito de drogas, ha visto cómo la violencia ha mutado a diferentes formas de terrorismo y ataques selectivos que buscan desestabilizar la región.

Además de los ataques en Cali, las autoridades reportaron detonaciones en municipios cercanos como Jamundí y Caloto, en el departamento del Cauca. En Jamundí, una explosión en un sector industrial dejó daños materiales pero sin víctimas, mientras que en Caloto un policía fue asesinado por un francotirador en un acto de violencia que evidencia la escalada del conflicto.

El alcalde de Cali

El alcalde de Cali, Alejandro Eder, expresó su rechazo a los atentados en sus redes sociales, recordando que estos hechos parecen querer devolver al país a un período oscuro.

Eder afirmó: "Nos quieren devolver a 1989. No lo permitiremos. Viva Colombia". La tensión aumenta en vísperas de la visita del presidente Gustavo Petro, quien tiene previsto asistir a una manifestación en apoyo a la reforma laboral y a una consulta popular que busca legitimar su agenda de cambios sociales.

La gobernadora del Valle del Cauca, Dilian Francisca Toro, solicitó al gobierno nacional que convoque un Consejo de Seguridad para toda la región del suroeste del país, ante la escalada de violencia y terrorismo.

En su comunicado, destacó la necesidad de implementar acciones coordinadas y efectivas para garantizar la #seguridad y tranquilidad de los ciudadanos.

La situación también ha afectado a otras zonas del Cauca, donde se registraron ataques con carros bomba en El Bordo y Corinto, causando daños materiales y generando temor en las comunidades.

Además, en Caloto, un oficial de policía fue asesinado en un enfrentamiento con francotiradores. Poco después, una explosión en el peaje de Villa Rica, en la misma región, evidenció la magnitud de la ofensiva criminal.

El Ejército colombiano atribuye estos hechos a las disidencias de las FARC, que mantienen una fuerte presencia en el suroeste del país y que continúan operando a pesar de los acuerdos de paz firmados en 2016.

Estas facciones buscan mantener el control sobre rutas de narcotráfico y ejercer influencia en varias comunidades.

Desde diferentes sectores, líderes políticos y sociales han expresado su solidaridad con Cali y el Valle del Cauca, condenando los ataques y llamando a la unidad para hacer frente a la violencia.

El alcalde de Bogotá, Carlos Fernando Galán, afirmó: "Hoy el país amaneció bajo amenaza. Es momento de unir esfuerzos para recuperar la seguridad y la paz que tanto necesitamos".

La situación en Colombia continúa siendo delicada, con una creciente percepción de inseguridad y un clima de incertidumbre que afecta tanto a las autoridades como a los ciudadanos.