En un trágico suceso en Ucrania, Daryna Vertetska se encontraba con su hija de ocho años en el hospital infantil más grande del país cuando los misiles rusos comenzaron a sonar en el cielo.

Su hija, Kira, recibía tratamiento por su cáncer cuando las explosiones resonaban por la capital, Kyiv.

A pesar de la situación, decidieron no interrumpir el tratamiento.

Mientras Kira continuaba con su cuidado, un misil impactó directamente en el hospital infantil Okhmatdyt, desencadenando una explosión tan fuerte que desafió toda descripción, según mencionó Vertetska.

Fragmentos de vidrio cortaron la piel de la niña.

Afortunadamente, lograron salir con vida del caos, aunque el hospital donde Kira había pasado cinco meses recibiendo tratamiento vital ha sido destruido por Rusia en su invasión a Ucrania.

Tras el devastador ataque, médicos y enfermeras se apresuraron a ayudar a los numerosos niños gravemente enfermos que ahora deben encontrar atención en otro lugar, incluyendo muchos sometiéndose a tratamientos intensivos de cáncer como Kira.

A pesar de que no hubo víctimas mortales entre los niños, la destrucción del hospital marcó uno de los peores días de violencia contra civiles ucranianos en meses, con más de 30 personas fallecidas en Kyiv.

El asalto ruso se centró en la capital y ciudades de todo el país.

"No quiero hacerlo, pero creo que estoy perdiendo la esperanza", expresó Vertetska, consternada por la situación.