El electo presidente estadounidense Donald Trump ha seleccionado a dos prominentes figuras del Partido Republicano, conocidas por su postura firme hacia China, para jugar roles clave en su próximo gobierno.

En un desarrollo que ha sorprendido a muchos analistas internacionales, el electo presidente de EE. UU., Donald Trump, ha decidido rodearse de asesores conocidos por su firme postura contra China.

Esto resulta significativo para las relaciones entre Estados Unidos y la República Popular China, que han estado marcadas por tensiones crecientes en los últimos años.

El congresista republicano Mike Waltz ha sido seleccionado como el nuevo asesor de seguridad nacional, mientras que se espera que el senador Marco Rubio asuma el cargo de secretario de Estado, aunque su nombramiento aún no ha sido confirmado oficialmente.

Esta alineación de personas en posiciones clave indica un cambio en la estrategia estadounidense respecto a China, particularmente en lo que se refiere a Taiwán, la isla que se ha convertido en un punto caliente en la rivalidad entre ambas naciones.

Históricamente, el estatus de Taiwán ha sido un tema delicado, ya que la isla ha operado como un gobierno independiente desde el final de la Guerra Civil China en 1949, aunque Pekín considera que es parte de su territorio.

La elección de Waltz y Rubio sugiere que la administración de Trump tendrá una postura más confrontativa hacia cualquier intento de Beijing de ejercer autoridad sobre Taiwán.

A diferencia del presidente saliente Joe Biden, quien ha mantenido una no intervención diplomática para evitar confrontaciones directas, Trump parece inclinarse hacia una estrategia de defensa más marcada, presionando por un apoyo más sólido hacia Taiwán.

La posibilidad de utilizar la isla como moneda de cambio en negociaciones con el presidente chino Xi Jinping ha sido tema de discusión, pero esta nueva selección de amplio perfil asesta un golpe a esa teoría de conciliación.

Expertos en política exterior, como el profesor Peter Dean del Centro de Estudios de EE. UU. en la Universidad de Sídney, aseguran que tanto Waltz como Rubio no son propensos a sacrificar a Taiwán en ningún acuerdo con China.

''Personas como Rubio y Waltz son defensores fervientes de una postura más dura hacia Taipéi'', señala Dean.

Este enfoque se alinea con un consenso bipartidista emergente en Washington, donde se considera que la rivalidad estratégica con China se ha convertido en uno de los temas más cruciales en la política exterior estadounidense.

La posibilidad de un conflicto en la región del Indo-Pacífico no se puede descartar y, de hecho, podría intensificarse bajo la nueva administración republicana.

En resumen, la elección de estos asesores indica que Trump se embarcará en un enfoque más agresivo hacia la política exterior, particularmente en relación con China, lo que podría afectar no solo a las relaciones bilaterales, sino también a la estabilidad de la región.

La seguridad en el estrecho de Taiwán se perfila como una de las áreas más críticas que definirán la próxima era de las relaciones internacionales.