El número de muertos por el terremoto que sacudió Japón el primer día del año se elevó a 126, mientras continúa la búsqueda de sobrevivientes entre los escombros de los edificios colapsados. Las labores de rescate se encuentran en su sexto día y las condiciones climáticas dificultan las tareas de búsqueda.

El terremoto de magnitud 7,6 golpeó la costa oeste de Japón, destruyendo infraestructuras y dejando sin electricidad a 22.000 hogares en la región de Hokuriku.

La lluvia y la nieve dificultaron los esfuerzos para remover los escombros en busca de sobrevivientes, mientras que más de 30.000 evacuados esperaban ayuda.

Entre las víctimas mortales se encuentra un niño de cinco años que se encontraba recuperándose de quemaduras provocadas por agua hirviendo durante el terremoto del pasado lunes.

Su condición empeoró repentinamente y falleció el viernes, según informó la prefectura de Ishikawa, la región más afectada.

Las autoridades advirtieron que las carreteras, que ya se encontraban agrietadas debido a los numerosos temblores que aún se registran en la zona, podrían colapsar por completo.

Este riesgo se incrementa con la llegada de más lluvias y nieve durante la noche y el domingo.

La ciudad de Wajima ha registrado el mayor número de víctimas mortales, con 69 fallecidos, seguida de Suzu con 38. Además, más de 500 personas resultaron heridas, al menos 27 de ellas de gravedad.

Los temblores dejaron techos desplomados en medio de las calles y aplastaron todo lo que había debajo.

Las carreteras quedaron torcidas como si fueran de goma.

Un incendio redujo a cenizas un barrio de Wajima.

Más de 200 personas aún permanecen desaparecidas, aunque el número ha fluctuado.

Se informó que once personas están atrapadas bajo dos viviendas que colapsaron en Anamizu.

Para Shiro Kokuda, de 76 años, la casa en Wajima donde creció se salvó, pero un templo cercano se incendió y él aún busca a sus amigos en los centros de evacuación.