Derechos humanos informan sobre las consecuencias devastadoras de los recientes ataques aéreos en Sudán, donde millones de civiles se ven afectados por la guerra entre el ejército y las fuerzas paramilitares.
En los últimos días, una serie de ataques aéreos en varias localidades de Sudán ha resultado en la muerte de numerosos civiles, según informes de activistas de derechos humanos y los primeros en responder.
Este conflicto se intensificó cuando el ejército de Sudán intensificó sus operaciones aéreas en medio de la guerra que se ha prolongado por casi año y medio contra las fuerzas paramilitares del Grupo de Apoyo Rápido (RSF por sus siglas en inglés).
El RSF, que ahora controla cerca de la mitad del territorio sudanés, ha encontrado una feroz resistencia por parte del ejército nacional, que ha comenzado a utilizar su superioridad aérea para recuperar territorios estratégicos, especialmente en la capital, Jartum, que alberga a aproximadamente 6,3 millones de personas.
En este contexto, una de las ciudades más afectadas ha sido Hasaheisa, en el estado de El Gezira, al sur de Jartum, donde se reportaron más de 100 víctimas entre muertos y heridos tras un ataque aéreo.
Un activista local compartió imágenes de la devastación, indicando que al menos 38 personas habían perdido la vida en el ataque, y la mayoría de ellos eran niños.
Esta situación se agrava aún más al considerarse que los ataques se realizan en áreas densamente pobladas, donde la presencia de civiles es mayor.
En el municipio de Humrat Alsheikh, ubicado en el norte de Kordofan, otro ataque aéreo el 5 de octubre dejó al menos 30 muertos y más de 100 heridos, dañando una zona que parecía ser un mercado concurrido.
La organización Emergency Lawyers, un grupo de derechos humanos sudanés, ha manifestado su preocupación por la creciente indiferencia de las fuerzas armadas hacia la protección de los civiles, lo que se traduce en violaciones flagrantes de los derechos humanos durante el conflicto.
Desde el inicio de la guerra, tras una lucha por el poder en vísperas de una prometida transición hacia un gobierno civil y elecciones libres, la crisis del desplazamiento ha alcanzado dimensiones alarmantes, convirtiéndose en la mayor crisis de desplazamiento a nivel mundial.
Las tensiones entre el ejército y el RSF han llevado al colapso de servicios básicos y han agravado la situación humanitaria, introduciendo un escenario de hambruna en diferentes partes del país.
Los desafíos derivados de este conflicto son enormes.
Más de 4 millones de personas han sido desplazadas internamente, y las organizaciones internacionales han alertado sobre la necesidad urgentemente de asistencia humanitaria, mientras que la comunidad internacional observa con preocupación el deterioro de la situación en Sudán.
Así, el sufrimiento de los civiles sudaneses continúa creciendo en medio de un enfrentamiento militar que parece no tener fin, llevando a la pregunta sobre cuál será el siguiente capítulo en esta trágica historia que afecta a generación tras generación en el corazón de África.