Revelan un aumento en los ataques coordinados por elementos afines a Irán en Europa, reclutando incluso a menores para objetivos relacionados con Israel.
En una serie de alarmantes incidentes que reflejan una nueva tendencia, un joven de 15 años fue detenido en Estocolmo tras abordar un taxi con un arma cargada, solicitando ser llevado a la embajada de Israel.
Al mismo tiempo, en Gotemburgo, un niño de 13 años disparó contra las instalaciones de la firma de defensa israelí Elbit Systems, y otro adolescente de 16 años ayudó a colocar explosivos caseros en la entrada principal del mismo establecimiento.
Los investigadores indican que estos tres actos, ocurridos en el transcurso del año, forman parte de un patrón en el que actores afiliados a Irán reclutan a criminales locales, incluidos menores de edad, para atacar blancos judíos e israelíes en Europa.
Esta estrategia parece ser una ramificación del conflicto en curso entre Israel y los grupos proxy de Irán en el Medio Oriente, impulsando a Teherán a intensificar sus operaciones clandestinas en el continente europeo.
Estos incidentes han comenzado a inquietar a los gobiernos europeos, que temen que el creciente conflicto suscite tensiones adicionales en comunidades ya fraccionadas por cuestiones relacionadas con la inmigración.
Recientemente, los servicios de seguridad de Suecia y Noruega emitieron advertencias sobre posibles operaciones respaldadas por Irán.
En octubre, Noruega elevó temporalmente su alerta de terrorismo de media a alta, armando a su fuerza policial y estableciendo controles fronterizos con Suecia.
En otro caso relevante, en Bruselas, se descubrió que niños tan jóvenes como de 14 años estaban organizando un ataque contra la embajada israelí.
Las agencias de inteligencia del Reino Unido también han informado sobre un aumento en los ataques vinculados a Irán.
Sin embargo, los países nórdicos presentan una vulnerabilidad particular debido a sus tradiciones de sociedades abiertas con un control policial mínimo y una alta confianza civil.
Recientemente, se ha observado un incremento de las pandillas internacionales de crimen, especialmente entre comunidades más pobres y predominantemente inmigrantes.
El descontento entre ciertos grupos por la cantidad de civiles fallecidos por la ofensiva militar de Israel en Gaza y Líbano ha facilitado la captación de nuevos reclutas, según las declaraciones de las autoridades.
Investigaciones han mostrado que aquellos que operan en nombre del régimen iraní emplean plataformas como Telegram, TikTok o WhatsApp para contactar a mercenarios potenciales.
Peter Nesser, investigador sobre terrorismo en el Instituto de Investigación de Defensa de Noruega, afirma que los precios para llevar a cabo un asesinato podrían comenzar desde aproximadamente 1.500 euros, mientras que un ataque con bomba molotov podría costar tan solo 120 euros.
Nesser advierte que si estas operaciones son ejecutadas por amateurs, el resultado podría ser menos efectivo y podría evidenciar falta de profesionalismo.
Además, estas aplicaciones se utilizan para dirigir y asesorar a los reclutas durante sus actividades ilegales, lo que añade un nivel de complejidad y peligro a estas operaciones delictivas.