En medio de un secuestro por parte de terroristas en Israel, una abuela de 85 años demuestra valentía y resiliencia.
En Medio Oriente, cuando se difundió un video de Yaffa Adar después de la masacre del 7 de octubre, su nieta Adva se ofendió por las reacciones de quienes lo vieron.
El video mostraba a Yaffa, de 85 años, sentada en un carrito de golf después de ser secuestrada cuando los terroristas de Hamas asaltaron el kibutz donde vivía en el sur de Israel.
Envuelta en una manta rosa, Yaffa sonreía serenamente, como si la estuvieran llevando a dar un agradable paseo por el campo en lugar de ser exhibida como un trofeo por sus secuestradores.
Muchos que lo vieron pensaron que ella debía estar confundida, tal vez porque tenía demencia o enfermedad de Alzheimer.
Pero no es así, según quienes la conocen mejor.
"Tiene una mente aguda", me dijo Adva a mí y a la fotógrafa Kate Geraghty el mes pasado en un parque en Tel Aviv.
Era un día hermoso y soleado y la voz de Adva temblaba.
"Ella entiende todo, pero es el tipo de persona que se sienta allí y los mira a los ojos", dijo Adva de Yaffa, la mayor de las 240 personas secuestradas en el ataque terrorista.
"Y les hace ver que es una persona y que pueden secuestrarla, pero no le quitarán su orgullo ni la humillarán y no les permitirá verla sufrir o tener miedo."