Vladimir Putín continúa su reinado de muerte y miedo en Rusia, eliminando ahora a uno de sus principales críticos en un trágico accidente aéreo.
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Vladimir Putin sigue evolucionando en su personaje como un villano de vodevil.
Su reinado de muerte, miedo e inocencia cómicamente fingida ha convulsionado nuevamente a Rusia.
El caudillo que lideró un fallido motín contra Putin hace dos meses, Yevgeny Prigozhin, ahora ha encontrado una muerte prematura en un accidente aéreo.
Presidente ruso Vladimir Putin.
Crédito: Reuters
Fue "la noticia menos sorprendente del año", dice Peter Tesch, ex embajador australiano en Moscú, quien había predicho que Putín asesinaría a Prigozhin por su afrenta combinada de traición y humillación.
Pero Tesch se equivocó en los detalles.
Preveía que la muerte llegaría a Prigozhin en una taza de té. Desde que dejó de preferir disparar a sus desafiantes, Putin ha optado por envenenarlos.
Evidentemente, el presidente de Rusia decidió que la amenaza descarada de Prigozhin a su régimen requería algo más espectacular.
Es una medida de cuánto daño le había causado el líder mercenario Wagner a Putin.
"Putin y el régimen que supervisa fueron heridos lo suficiente como para que se hiciera un ejemplo muy público", explica Vladislav Davidzon del Centro Eurasia del Consejo Atlántico.
No es una coincidencia que, solo horas antes de que la aeronave de Prigozhin fuera destruida, Putin despidió a uno de sus principales generales, destituyendo al jefe de la fuerza aérea de Rusia, Sergei Surovikin, el hombre apodado General Armagedón por sus tácticas brutales que lideraron la anterior guerra de Putin en Siria.
"Aquí está este hombre, Surovikin, identificado por muchos como el general más capaz de Rusia, tiene todas las cualidades excepto la lealtad", observa Kyle Wilson, ex diplomático australiano y analista de inteligencia que habla ruso.
Surovikin ha sido visto como cercano a Prigozhin.