La directora de RT, Margarita Simonyan, reconoce su implicación en las operaciones de influencia rusa y desafía a las autoridades de EE.UU.

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Margarita Simonyan, la polémica directora de la cadena de televisión estatal rusa RT, ha sido acusada por Estados Unidos de desempeñar un papel fundamental en las operaciones de influencia negativa del Kremlin.

En declaraciones recientes, Simonyan se mostró orgullosa de su labor, afirmando que recibe órdenes directamente desde el Kremlin, en lo que califica como una sofisticada operación de "guerrilla" informativa contra los Estados Unidos.

Durante una transmisión en la televisión estatal, Simonyan se burló de las acciones del gobierno estadounidense para limitar la campaña de RT, desafiando las negaciones previas del Kremlin acerca de la supuesta interferencia en medios extranjeros.

Con una fluidez impresionante en inglés, resultado de su experiencia viviendo con una familia estadounidense en Nueva Hampshire durante su adolescencia, la periodista combina una retórica mordaz con un estilo propagandístico efectivo.

En una de sus intervenciones, ironizó sobre el interés de las autoridades estadounidenses en si recibe órdenes directamente desde el Kremlin.

"¿Qué creen, que recibo órdenes de la CIA?", preguntó retóricamente, al tiempo que subrayó que, como directora de una cadena estatal, es natural que sus instrucciones provengan de su gobierno.

"Tomen nota", dijo con firmeza, "todos los empleados de RT y la directora solo obedecen las órdenes del Kremlin.

¡Cualquier otra orden es papel higiénico!".

Esta controversia se da en un contexto donde el Departamento de Justicia de Estados Unidos ha imputado a dos empleados de RT por lavado de dinero, en un caso vinculado a un esquema que supuestamente implicó pagos de casi 9 millones de euros a influencers conservadores estadounidenses para que propagaran la propaganda del Kremlin.


Nota que este tipo de campañas buscan no solo favorecer a candidatos elegidos por el Kremlin, como Donald Trump, sino también socavar el apoyo estadounidense hacia Ucrania.

Simonyan, reconociendo la naturaleza oculta de estas operaciones, declaró: "En países occidentales, incluyendo los Estados Unidos, comenzamos a trabajar de manera encubierta.

Organizamos una serie de proyectos de guerrilla.

No diré si estos son los proyectos por los cuales nos acusan, o si son otros diferentes". Estas afirmaciones revelan un enfoque de larga data del Kremlin hacia la utilización de la desinformación como herramienta política.

Desde la Guerra Fría, Rusia ha utilizado diversas tácticas de propaganda para influir en la opinión pública global.

A medida que se intensificaron las tensiones entre Estados Unidos y Rusia en la última década, las estrategias de desinformación se han sofisticado, aprovechando tanto plataformas tradicionales como digitales para difundir contenido favorable a los intereses rusos.

El reconocimiento de Simonyan y las acusaciones de Estados Unidos ponen de manifiesto la lucha continua entre la desinformación y la transparencia, un tema que se ha vuelto cada vez más relevante en el escenario político internacional actual.

La capacidad de las naciones para gestionar la verdad y las narrativas en un mundo interconectado se enfrenta a desafíos sin precedentes.