Campaña de Dignidad en la Muerte provoca controversia en Londres mientras se acerca la votación sobre la muerte asistida para enfermos terminales.

En una de las semanas más intensas en Londres, algunas de las estaciones de metro más concurridas de la ciudad, donde diariamente transitan aproximadamente tres millones de personas, han sido el escenario de un controvertido mensaje.

En la estación de Euston, una madre de Brighton que padece cáncer en estado terminal apareció en un anuncio, bailando en su cocina con el lema: 'Mi deseo antes de morir es que mi familia no me vea sufrir.

Y no tendré que hacerlo.' En Westminster, otro cartel mostraba a un hombre llamado Anil, acompañando la frase: 'Mi deseo antes de morir es saber que tengo una opción.

Mi padre no la tuvo.'

Estas imágenes son parte de una campaña del grupo Dignidad en la Muerte, que busca generar un debate en torno a la legalización de la muerte asistida en Reino Unido.

La propuesta de ley será discutida por los miembros del Parlamento británico este viernes, con el objetivo de permitir la muerte asistida a adultos terminales y mentalmente competentes con una expectativa de vida de seis meses o menos.

La reacción a estos anuncios no se ha hecho esperar, generando un profundo desacuerdo.

Críticos han señalado que, dada la cantidad de personas que intentan quitarse la vida en el metro cada año, dichos anuncios podrían ser inapropiados.

En cuestión de horas, algunos de los carteles fueron cubiertos por anuncios de la organización benéfica Samaritans, que se enfoca en la salud mental, lo que reafirma las fuertes opiniones sobre este delicado tema.

Casi una década después de que un proyecto de ley similar fuera rechazado por un amplio margen, el clima actual parece indicar que el resultado de esta votación podría ser muy ajustado.

En Inglaterra, Gales y Irlanda del Norte, el suicidio asistido está prohibido y puede conllevar una condena de hasta 14 años de prisión.

En Escocia no existe un delito específicamente tipificado como suicidio asistido, pero la eutanasia es ilegal y puede ser procesada como asesinato o homicidio culposo.

Debido a estas restricciones, muchas personas recurren a viajar a países donde la muerte asistida es legal, como Suiza, y lo hacen en solitario para proteger a sus familias del sufrimiento emocional y legal asociado.

Se estima que, al menos, una persona realiza este viaje cada semana en busca de una muerte digna.

Este tema continúa polarizando la opinión pública, entre los que defienden el derecho a elegir una muerte asistida como una forma de dignidad y los que argumentan que tales prácticas ponen en riesgo la vida de aquellos que más necesitan protección.

La votación que se avecina promete no solo ser un momento decisivo en la legislación británica, sino también un punto de inflexión en la comprensión y la aceptación social de la muerte asistida como opción.