La llegada de Kamala Harris como candidata a la presidencia presenta nuevos retos para Donald Trump quien ha preparado su campaña por casi dos años.
Washington: Durante casi dos años, Donald Trump y su equipo político se han esforzado en moldear una campaña para derrotar a un presidente mayor, con evidentes signos de fragilidad, que ha suscitado dudas entre la mayoría de los estadounidenses sobre su capacidad para asumir un nuevo mandato de cuatro años.
Sin embargo, la situación ha cambiado drásticamente con la llegada de un rival inesperado: la vicepresidenta Kamala Harris, una mujer negra, casi 20 años más joven que Trump, que aporta tanto fortaleza como debilidades propias, sumando una nueva incertidumbre a lo que había sido una contienda electoral bastante estable.
Los aliados de la vicepresidenta han dejado claro que su campaña se enmarcará en el tema de "procuradora contra delincuente", resaltando su experiencia como fiscal y la situación legal complicada de Trump, que ha enfrentado múltiples acusaciones y ha sido condenado por 34 delitos.
Esta estrategia podría resonar con votantes indecisos que han manifestado su descontento tanto con Trump como con el presidente Joe Biden.
Además, podría incitar a Trump, quien tiende a reaccionar de manera intensa ante la crítica, a reavivar los ataques que ha dirigido anteriormente contra fiscales negras como Letitia James en Nueva York y Fani Willis en Georgia, a quienes ha descalificado de diversas maneras.
Harris, durante un evento reciente, expuso claramente su línea ofensiva como procuradora, describiendo su experiencia en San Francisco y su trabajo como fiscal general de California.
"En esos roles enfrenté a diversos perpetradores: depredadores que abusaban de mujeres, estafadores que engañaron a consumidores y tramposos que rompieron las reglas para su beneficio.
Así que escúchenme cuando digo que conozco el tipo de persona que es Donald Trump", afirmó con contundencia.
Por su parte, Trump intenta moderar un poco su retórica agresiva con la esperanza de suavizar su imagen ante la opinión pública de cara a la elección general.
Sin embargo, su historial de descalificar a rivales y críticos femeninos de manera personal, describiéndolas frecuentemente como inestables mentalmente, ha generado descontento en una considerable porción de votantes con educación universitaria y entre las mujeres suburbanas.
La candidatura de Harris representa un riesgo significativo, pues podría provocar que Trump reaccione de manera hostil hacia ella, lo que podría alienar aún más a este electorado sensible con su discurso cargado de comentarios divisivos sobre género y raza.
La historia política reciente nos muestra que este tipo de confrontaciones pueden tener consecuencias que van más allá del debate público; influencian el clima electoral y moldean las percepciones de los votantes.
Recientes estudios han demostrado que las mujeres votantes tienden a castigar a los candidatos que emplean una retórica agresiva, especialmente hacia otras mujeres.
Así que, a medida que la contienda electoral avanza, será fundamental observar cómo se desarrolla esta dinámica entre Trump y Harris.