La vicepresidenta y candidata demócrata Kamala Harris mostró su liderazgo y propuestas en el último debate presidencial.

Imagen relacionada de kamala harris debate presidencial

En lo que se considera el debate final de las elecciones presidenciales de Estados Unidos, Kamala Harris, la actual vicepresidenta, irrumpió en las salas de estar de los estadounidenses, demostrando que la carrera por la presidencia ha cobrado un nuevo ímpetu.

Mientras que el mundo ya conoce lo que ofrece el candidato republicano Donald Trump, fue esencial para Harris definir quién es y cuáles son sus propuestas.

En comparación con el primer debate del pasado junio, donde un presidente confuso y un expresidente deshonesto exhibieron sus serias debilidades, la decisión de Joe Biden de retirarse de la contienda ha resultado benéfica, permitiendo que Harris asumiera el desafío y avanzara más allá de Trump.

Ambos candidatos tenían mucho en juego en este debate.

Harris, quien se incorporó a la carrera hace siete semanas, contaba con poco tiempo para definir su candidatura y marcar la diferencia.

Por otro lado, Trump vio disminuir su apoyo tras la salida de Biden y necesitaba presentar un nuevo mensaje que contrarrestara la campaña de Harris.

Sin embargo, se quedó en su habitual estilo de campaña, permitiendo que Harris demostrara su capacidad de liderazgo.

La vicepresidenta centró sus primeras intervenciones en temas económicos, mientras que Trump desviaba la atención hacia cuestiones de inmigración y promovía teorías de conspiración.

Uno de los momentos más intensos del debate fue el intercambio sobre el aborto.

Harris enfatizó que las mujeres estaban sufriendo, diciendo que estaban “desangrándose” en los estacionamientos, a lo que Trump eludió una pregunta sobre una posible prohibición nacional del procedimiento.


La moderadora, Linsey Davis, refutó una de las afirmaciones más absurdas de Trump, afirmando que ningún estado permitía asesinatos post nacimiento.

Quizás uno de los momentos más controversiales ocurrió cuando Trump alegó que la política de inmigración de Harris estaba destruyendo Estados Unidos y afirmó que los inmigrantes haitianos en Springfield, Ohio, estaban comiendo perros y gatos.

A pesar de que el micrófono de Harris estaba apagado, rió de manera audible ante la locura de la afirmación.

David Muir, otro moderador, le respondió a Trump, indicando que no existían informes creíbles sobre el daño a mascotas por parte de inmigrantes.

Es importante resaltar que ambos candidatos hicieron comentarios falsos y engañosos durante el debate, lo que pone de relieve la actual polarización del panorama político estadounidense.

La historia muestra que debates de este tipo no solo son un examen de propuestas y carácter, sino también un espectáculo destinado a captar la atención del electorado en un momento clave.

Historia que, sin duda, repercutirá en el resultado de las elecciones de noviembre.

Así, mientras el tiempo avanza hacia la elección, la imagen de Harris como figura fuerte y decidida se consolida, mientras Trump se aferra a sus tácticas tradicionales, lo que podría definirse como una carrera de contrastes en cada aspecto.