La ONU se ve obligada a restringir la ayuda a los refugiados más vulnerables en Indonesia debido a la falta de fondos, priorizando otras emergencias a nivel global.
La situación de los refugiados en Indonesia se ha vuelto crítica, ya que la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) ha decidido limitar la asistencia financiera a los más necesitados debido a problemas de financiación.
Esta decisión afecta en particular a los individuos con enfermedades crónicas y a niños huérfanos, quienes ya se encontraban en circunstancias muy difíciles.
Mitra Suryono, portavoz del ACNUR en Indonesia, expresó su pesar al comunicar que, "debido a la situación de financiación... con profundo pesar nos vemos obligados a tomar esta desagradable decisión". Esto ha dejado a muchos de los más de 12,000 refugiados registrados en el país en una situación de desamparo, muchos de ellos provenientes de naciones como Afganistán, Sri Lanka y Myanmar.
Indonesia, que no permite a los refugiados trabajar, ha creado un entorno de gran vulnerabilidad económica.
Aquellos que no cuentan con apoyo familiar o que no han logrado encontrar trabajos en la economía informal dependen de subsidios internacionales, los cuales ascienden a un poco más de 3,60 euros al día.
En este contexto, la Organización Internacional para las Migraciones financia a aproximadamente 5,000 de estos refugiados, mientras que el ACNUR maneja un total de 1,230 casos.
La reciente decisión implica que, a partir de julio, se suspendieron los pagos a los primeros 850 beneficiarios, y para el próximo año, se espera que otros 380 refugiados, considerados los más vulnerables por el ACNUR, también vean recortada su ayuda.
Este grupo incluye a niños no acompañados, madres solteras con bebés, ancianos, enfermos y personas con discapacidades, quienes ya sufrían de condiciones diarias insostenibles.
Un informe de financiación del ACNUR en Indonesia, datado el 31 de agosto, reveló que los donantes solo habían aportado la mitad de los 12,7 millones de euros necesarios para este año.
A pesar de ello, el ACNUR ha decidido no redistribuir fondos no asignados de su amplio presupuesto, lo que ha complicado aún más la situación.
En cuanto a las contribuciones internacionales, el gobierno de Australia ocupa el puesto 17 en la lista de donantes extranjeros al ACNUR, aportando aproximadamente 35,9 millones de euros.
Sin embargo, ninguno de esos fondos ha sido destinado específicamente para Indonesia.
La crisis de refugiados en Indonesia es un reflejo de la emergencia humanitaria más amplia que se vive en diversas partes del mundo, donde la falta de recursos obliga a organismos como el ACNUR a tomar decisiones difíciles sobre cómo distribuir la ayuda entre millones de personas que la necesitan urgentemente.
La situación plantea un desafío moral y logístico, ya que el número de refugiados globalmente asciende a 120 millones, mientras que las opciones de ayuda continúan disminuyendo.