El líder del Partido Laborista, Chris Hipkins, arremetió contra el líder de la oposición, Chris Luxon, durante un debate televisado que fue presenciado por alrededor de 1 millón de neozelandeses.
En Wellington, líderes neozelandeses protagonizaron un debate final acalorado y corrosivo que marcó el cierre de la campaña electoral en el país.
Chris Hipkins, líder del Partido Laborista y actual primer ministro, confrontó a Chris Luxon, líder de la oposición, en un debate televisado que fue presenciado por aproximadamente 1 millón de neozelandeses.
De acuerdo con la mayoría de los analistas y expertos, Hipkins fue considerado el ganador del debate gracias a su actitud frontal y directa.
Desde el inicio del debate, Hipkins dejó claro que no iba a dar tregua a Luxon, cuestionando su brújula moral en relación a la política fiscal del Partido Nacional y recordándole comentarios previos en los que Luxon había llamado a Nueva Zelanda un país negativo, aburrido y quejumbroso.
Además, Hipkins intervino constantemente para interrumpir los argumentos de su oponente.
Incluso antes de que comenzaran las preguntas, Hipkins ya había lanzado una provocación a Luxon durante el saludo inicial.
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Repitió la misma pregunta varias veces a lo largo del debate de 60 minutos, dejando en evidencia a Luxon y mostrándolo desprevenido ante tal insistencia.
Además, Hipkins no dejó pasar la oportunidad de criticar a Luxon por apoyar a un miembro del Parlamento que anteriormente había cometido un violento asalto cuando era adolescente.
Esta acusación sorprendió a muchos y dejó en cuestionamiento la integridad del líder de la oposición.
Con un estilo combativo y argumentos contundentes, Chris Hipkins logró imponerse en el debate final, dejando un fuerte impacto en los votantes neozelandeses.
Ahora, resta esperar los resultados de las elecciones y ver si este debate influyó en las preferencias de los electores.