En el mundo de la política, los giros inesperados y las alianzas sorprendentes son algo común.

En un hecho que sorprendió a muchos, la ex gobernadora de Carolina del Sur, Nikki Haley, quien en el pasado calificó a Donald Trump como un agente del caos y desequilibrado, finalmente lo respaldó como el candidato del Partido Republicano.

Llegando al escenario entre aplausos y abucheos, con Trump dando educadamente una ovación de pie desde el otro lado de la sala, Haley comenzó diciéndole a la multitud que estaba allí para unificar al partido a petición del ex presidente.

"Fue una invitación muy amable y me alegré de aceptarla", dijo la ex embajadora de las Naciones Unidas.

"Comenzaré dejando una cosa perfectamente clara: Donald Trump tiene todo mi respaldo".

A cuatro meses de las elecciones, la conversión de Haley fue exactamente el tipo de mensaje que la campaña de Trump quería transmitir.

Mientras los Demócratas, liderados por un presidente de 81 años en quien muchos ya no confían, están en desorden, los Republicanos de Trump están más unidos que nunca.

De hecho, si la primera noche de la convención estaba diseñada para mostrar la resiliencia de un hombre que escapó por poco de la muerte pocos días antes, la noche dos tenía la intención de reafirmar su fortaleza como líder.

La aparición de Haley culminó un día en el que muchos de los antiguos rivales de Trump en la nominación también se alinearon para apoyarlo.

Nikki Haley traía consigo un bagaje político que muchos no esperaban.

Había sido gobernadora de Carolina del Sur y embajadora de Estados Unidos ante Naciones Unidas, lo que le daba credibilidad en el escenario político nacional e internacional.

La política estadounidense es conocida por sus alianzas cambiantes y movimientos estratégicos.

En este caso, la alianza entre Haley y Trump marcó un hito en la recta final hacia las elecciones presidenciales.

La incógnita ahora es si este respaldo influirá en la decisión final de los votantes al momento de emitir su voto en las urnas.