Una oficial de la Marina de los EE.UU. ha sido juzgada tras la instalación secreta de Wi-Fi en un buque de guerra durante una misión en el océano Pacífico.
En un caso inusual dentro de la Marina de los Estados Unidos, la oficial Grisel Marrero ha sido sometida a un juicio militar por su implicación en la instalación clandestina de un sistema de Wi-Fi a bordo del buque de guerra USS Manchester.
Este incidente se produjo mientras la embarcación estaba en despliegue en el océano Pacífico bajo la jurisdicción de la Séptima Flota de EE.UU.
Marrero, quien ostentaba el cargo de jefa de comando, junto a otros miembros del equipo, logró ocultar un dispositivo de Wi-Fi dentro de una impresora.
La investigación realizada por la Marina reveló que, además de esta instalación, se utilizó un plato satelital de Starlink, una empresa de Elon Musk, para proporcionar acceso a internet de alta velocidad en un entorno que carece de conectividad.
El costo del equipo alcanzó aproximadamente 2,600 euros (3,700 dólares), y se organizó un plan de pago de 900 euros (1,000 dólares) mensuales para cubrir la factura de Starlink.
Aunque Marrero argumentó que la creación de la red Wi-Fi tenía el objetivo de elevar la moral de la tripulación, la investigación concluyó que esta acción violaba protocolos de seguridad crítica, exponiendo la misión y la información a riesgos considerables.
De acuerdo con el informe, la instalación de tecnología no autorizada sin la aprobación de mandos superiores ha sido considerada una seria infracción.
Los hallazgos indicaron que el esquema fue liderado por Marrero y que involucró a un grupo de 15 miembros de alto rango, excluyendo a los marineros de rango inferior y al comando del buque.
La situación salió a la luz cuando algunos marineros más jóvenes comenzaron a sospechar de la existencia de una conexión Wi-Fi, aunque la contraseña les era completamente desconocida.
Pese a que el oficial al mando intentó realizar varias inspecciones, fue el oficial de sistemas de combate quien finalmente documentó el plato satelital en la cubierta del buque mediante una fotografía.
El mensaje 'La fiesta se ha acabado' que Marrero envió a uno de los cómplices de la operación refleja la realidad de que su plan había sido descubierto.
Este caso destaca un aspecto interesante en la historia de la Marina de EE.UU., pues aunque la tecnología ha revolucionado las comunicaciones, su uso no autorizado en situaciones de despliegue puede acarrear sanciones severas y poner en peligro la seguridad nacional.
La instalación no solo puso en tela de juicio la integridad de las operaciones navales, sino que también ha llevado a la Marina a reevaluar las políticas relacionadas con el uso de tecnología personal en todas sus embarcaciones.
Este incidente subraya la importancia de mantener protocolos estrictos en un entorno militar, donde la seguridad siempre debe ser la máxima prioridad.