Descubre cómo el Louvre ofrece una experiencia única que combina ejercicio físico y arte en un circuito de una hora.

En Europa, París: Me enamoré del Louvre una mañana mientras hacía movimientos de disco al ritmo de Don't Stop 'Til You Get Enough de Michael Jackson en la Salle des Cariatides.

El museo, una antigua fortaleza medieval y luego palacio real, aún no había abierto, y yo seguía instrucciones para caminar como en una pasarela, bailar y señalar en la gran sala donde Luis XIV celebraba obras de teatro y bailes.

El sol emitía una cálida luz a través de las largas ventanas, rayando el suelo a cuadros de color rosa y blanco y bañando los brazos, cabezas y alas de mármol de las antiguas estatuas griegas que me rodeaban.

Los participantes adoptan una pose de John Travolta en el Museo del Louvre en París.

Crédito: Dmitry Kostyukov/The New York Times.

"Señala, y señala, y señala", gritó Salim Bagayoko, instructor de baile.

Así que adopté mis mejores poses de John Travolta y señalé alrededor de la sala, mis ojos quedando fijos en el delicado pie calzado de Artemus, las alas de una Nióbide y el miembro de piedra de Apolo.

La mujer a mi lado captó mi atención.

Nos reímos.

A lo largo de los años, he sentido muchas cosas en el museo más visitado, y quizás más famoso, del mundo: irritación, agotamiento y algo de asombro también.

Esta vez, sentí alegría.

Con los Juegos Olímpicos de Verano llegando a París en unos meses, museos y galerías de todo el país han estado compitiendo para ofrecer exposiciones temáticas sobre los Juegos Olímpicos.

Una de las propuestas del Louvre es un circuito de una hora que combina baile y ejercicio a través del edificio, al que los funcionarios del museo llaman "Courez au Louvre" - que significa tanto correr al Louvre como correr en el Louvre.

El museo parecía un gimnasio de entrenamiento natural, explicó su director de artes escénicas, Luc Bouniol-Laffont.

Es tan grande que el personal usa zapatillas para recorrer sus 400 salas, que, cuando se unen, se extienden alrededor de 15 kilómetros.

Y el ejercicio ofrecería una conexión diferente con algunas de las 33.000 obras.