Después de un período de dudas y renuncias en su equipo, Kamala Harris capta el respaldo entusiasta del electorado en su camino hacia la candidatura presidencial.

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En un giro sorprendente de los acontecimientos, la Vicepresidenta Kamala Harris ha visto un resurgimiento significativo en su apoyo popular luego de un inicio turbulento en su administración.

Quince meses después de asumir el cargo, su jefa de gabinete renunció, lo que inició una serie de salidas en su equipo que generaron dudas sobre su liderazgo.

Las críticas a su desempeño se intensificaron, especialmente luego de una entrevista televisiva sobre inmigración que fue utilizada como munición por sus oponentes republicanos.

Recientemente, la imagen de Harris durante sus apariciones públicas había comenzado a recordar a muchos demócratas su fallida campaña presidencial previa, que se desmoronó antes de que se emitiera un solo voto.

Sin embargo, esta narrativa comenzó a cambiar en las últimas semanas.

Harris ha estado realizando una intensa gira por el país, cautivando al electorado con discursos enérgicos.

Las multitudes han formado filas de varios bloques para tener la oportunidad de escucharla, superando los niveles de asistencia que los demócratas no habían visto desde la época de Barack Obama.

Este resurgir es especialmente notable dado que, en un inicio, Harris parecía tener poco respaldo como vicepresidenta.

La Vicepresidenta, originalmente criticada y a menudo subestimada, ha conseguido convertir ese escepticismo en una base de apoyo incondicional para su actual candidatura presidencial.

Esto fue evidente en su reciente aparición en el United Centre, donde aceptó la nominación ante una multitud entusiasta que ha cerrado filas en torno a ella con increíble rapidez, marcando uno de los giros más espectaculares en la reciente historia política de EE.UU.

A pesar de que sus primeros eventos fueron en su mayoría reuniones programadas y amistosas, Harris ha comenzado a ganar terreno en el ámbito político más amplio.


Hasta ahora, no ha realizado una conferencia de prensa prolongada ni debatido formalmente con el candidato republicano Donald Trump, aunque se ha programado un debate para el próximo 10 de septiembre.

Esta metamorfosis resulta evidente y no ocurre por casualidad.

El equipo de Harris y los principales asesores de Biden tomaron decisiones estratégicas para corregir el rumbo, especialmente tras admitir algunos funcionarios de la Casa Blanca que el apoyo a la vicepresidenta en sus inicios fue deficiente.

Según Anita Dunn, una asesora de alto nivel del presidente Joe Biden, se subestimó el nivel de atención y escrutinio al que Harris sería sometida en comparación con sus predecesores.

"No sentimos que la apoyáramos como debíamos al principio, no por mala intención, sino por falta de comprensión acerca de las diferentes expectativas que enfrentaba", comentó Dunn.

A medida que el primer año de su mandato avanzaba, la Casa Blanca comenzó a realizar ajustes significativos.

Se incorporó a Lorraine Voles, una operativa con experiencia quien ha trabajado con figuras destacadas como Al Gore y Hillary Clinton, como nueva jefa de gabinete de Harris.

Además, su equipo estableció una operación destinada a conectar a Harris con individuos y grupos que la apoyaban y estarían dispuestos a hablar a favor de ella.

Este proceso de reconstrucción y reorientación está dando frutos y refuerza la idea de que Harris, a pesar de sus comienzos difíciles, podría estar en camino hacia una candidatura presidencial sólida en un entorno político cada vez más competitivo.