Miles de personas se reunieron en Jerusalén para rendir homenaje a Hersh Goldberg-Polin, un ciudadano israelí-estadounidense que perdió la vida como rehén en Gaza. Su familia y amigos compartieron emotivos discursos durante el funeral, mientras se hace hincapié en la difícil situación de los rehenes que aún permanecen en cautiverio.

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En un cementerio de Jerusalén, miles de personas se congregaron el lunes para rendir homenaje a Hersh Goldberg-Polin, un ciudadano dual israelí-estadounidense y uno de los seis rehenes cuyas cuerpos fueron hallados en Gaza el pasado sábado.

La emotiva ceremonia incluyó discursos conmovedores de familiares y amigos, así como la interpretación de himnos judíos tradicionales, creando un ambiente de profunda tristeza y reflexión.

El funeral contó con la presencia del presidente israelí Isaac Herzog, quien se unió al luto de una comunidad marcada por la tragedia.

Este evento se convierte en un recordatorio sombrío de la situación crítica en la que se encuentran múltiples rehenes que, lamentablemente, se piensa que siguen con vida en la devastada Franja de Gaza.

Hersh Goldberg-Polin fue una figura cuyo sufrimiento resonó en un amplio espectro de la sociedad israelí. La comunidad, tanto secular como religiosa, se unió a la causa de sus padres, Jonathan y Rachel Goldberg-Polin, quienes, durante casi once meses, viajaron por el mundo en busca de apoyo para la liberación de su hijo.

En su camino, se reunieron con destacadas figuras, incluyendo al presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, el secretario general de la ONU, António Guterres, y el Papa Francisco.


Rachel Goldberg-Polin, madre del fallecido, fue vista con una camisa desgastada, una costumbre judía que simboliza el duelo.

Con una voz temblorosa, expresó su honor por ser la madre de Hersh, mientras compartía el profundo sufrimiento y angustia que sintió al pensar en su hijo.

“Traté de suprimir el sentimiento de que te extraño, porque estaba convencida de que eso me rompería”, dijo Rachel, describiendo la experiencia de casi un año como una “odisea de tortura”.

A pesar de la pena por la pérdida, Rachel encontró cierta paz en la idea de que su hijo ya no corría más peligros.

“Finalmente, mi querido hijo”, exclamó entre lágrimas.

“Finalmente, finalmente, finalmente, estás libre”.

Este homenaje no solo conmemora a Hersh Goldberg-Polin, sino que también subraya la incertidumbre y el dolor de aquellos que continúan cautivos en medio de un conflicto que ha desgarrado a la región.

La historia de Hersh se convierte en un símbolo del sufrimiento de muchas familias en situaciones similares, reflejando las profundidades del dolor humano en tiempos de guerra.