El país asiático sufre la mayor caída demográfica en décadas, evidenciando un aumento de las dificultades para fomentar la natalidad entre las mujeres.

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Tokio: La población de Japón ha experimentado una reducción significativa por 15 años consecutivos, con una caída de más de 861,000 personas en 2023, lo que representa una alarmante disminución del 0.7% según los datos divulgados por el Ministerio de Asuntos Internos del país.

Este descenso de la población ha sido el más agudo registrado en un único año, llevando el número total de japoneses a 121.6 millones de personas.

Aunque se ha observado un aumento del 11% en la población de residentes extranjeros, que alcanza los 3.3 millones en 2023, este incremento no ha compensado la caída de la población nacional.

La crisis demográfica que enfrenta Japón se ha visto impulsada por una tasa de natalidad obstinadamente baja, un fenómeno común entre las economías desarrolladas, que se atribuye a las cambiantes actitudes de las mujeres hacia la independencia económica, así como al alto coste de vida y la falta de medidas de apoyo para la crianza de los hijos.

Esto ha llevado a muchas mujeres a tener que elegir entre desarrollar sus carreras profesionales o formar una familia.

La situación es tan grave que un grupo de expertos en demografía, conocido como el Consejo de Estrategia Poblacional, advirtió en un informe publicado en abril que 744 de los 1729 municipios de Japón podrían “desaparecer” para el año 2050 si esta tendencia se mantiene.

El primer ministro Fumio Kishida ha señalado que Japón se encuentra al borde de una disfunción social debido a este descenso poblacional, advirtiendo que los próximos años hasta la década de 2030 representan la “última oportunidad” para revertir esta tendencia antes de que se vuelva “difícil mantener nuestro sistema de seguridad social y nuestras comunidades locales”.


En un intento por abordar esta problemática, en junio el parlamento japonés aprobó una ley que amplía las asignaciones mensuales para niños y el permiso parental como parte de lo que el gobierno de Kishida ha calificado como “medidas sin precedentes” para enfrentar la baja tasa de natalidad.

El gobierno ha destinado 5.3 billones de yenes (aproximadamente 34,000 millones de euros) en el presupuesto de 2024 para financiar incentivos destinados a parejas jóvenes con el fin de que tengan más hijos, incrementando subsidios para cuidado infantil y educación, y prevé gastar 3.6 billones de yenes (unos 23,000 millones de euros) anuales durante los próximos tres años.

No obstante, los expertos advierten que estas medidas parecen estar orientadas principalmente a parejas casadas que planean tener o ya tienen hijos, sin abordar el creciente número de jóvenes que se muestran reticentes a contraer matrimonio.

Históricamente, Japón ha enfrentado diversas crisis demográficas relacionadas tanto con el bajo índice de natalidad como con el envejecimiento de su población, lo cual ha generado desafíos significativos para su economía y su estructura social.

De no revertirse esta situación, el futuro demográfico del país presenta escenarios preocupantes.