Las protestas estallan en Israel tras el sorpresivo despido de Yoav Gallant por parte del Primer Ministro Benjamin Netanyahu en un momento crítico de la guerra.

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En un giro inesperado de los acontecimientos, el Primer Ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, ha destituido a su popular Ministro de Defensa, Yoav Gallant, generando una ola de protestas en todo el país.

Este súbito anuncio se produce en un contexto de intensos combates en múltiples frentes, especialmente tras el ataque de Hamas el 7 de octubre de 2023 que desató un conflicto prolongado en la región.

La decisión de Netanyahu ha acentuado las divisiones en su gobierno, donde ambos líderes se habían enfrentado en repetidas ocasiones sobre la estrategia a seguir en Gaza.

A pesar de que la situación global se centraba en las elecciones presidenciales de EE.UU., Netanyahu optó por proceder con el despido al señalar "gaps significativos" y una "crisis de confianza" que habría surgido entre él y Gallant.

"En medio de una guerra, más que nunca, se requiere plena confianza entre el primer ministro y el ministro de Defensa", declaró Netanyahu.

"Desafortunadamente, aunque en los primeros meses de la campaña hubo tal confianza y un trabajo muy productivo, en los últimos meses esta confianza se ha deteriorado entre mí y el ministro de Defensa".

Al inicio del conflicto, los líderes israelíes presentaron una imagen de unidad para hacer frente al ataque de Hamas, pero a medida que se extendían los combates, especialmente hacia Líbano, comenzaron a surgir diferencias clave en la política.

Netanyahu ha abogado por mantener una presión militar constante sobre Hamas, mientras que Gallant ha propuesto un enfoque más pragmático.

Este último sostiene que la fuerza militar podría facilitar, al menos temporalmente, un acuerdo diplomático que permita el regreso de los rehenes capturados por el grupo extremista.


Las familias de muchos de los rehenes, junto con decenas de miles de ciudadanos que han participado en las protestas contra el gobierno, acusan a Netanyahu de obstaculizar un posible acuerdo para retener su poder.

Sus socios de gobierno, de línea dura, han amenazado con desestabilizar el gobierno si se hacen concesiones a Hamas, aumentando el riesgo de elecciones anticipadas en un momento en que la popularidad de Netanyahu es considerablemente baja.

Las protestas, que han incluido la quema de hogueras en varias ciudades, simbolizan el creciente descontento entre los israelíes.

Un foro de base que representa a las familias de los rehenes ha señalado que la destitución de Gallant es "una continuación directa de los esfuerzos para sabotear el acuerdo para los secuestrados". Este grupo ha instado al nuevo ministro de Defensa, Israel Katz, a que haga un "compromiso explícito" para poner fin a la guerra y buscar un acuerdo que permita traer de vuelta a sus seres queridos.

Cabe recordar que, en momentos de crisis, las decisiones de liderazgo pueden tener profundas repercusiones en la estabilidad interna de un país.

La historia de Israel está marcada por decisiones políticas difíciles arraigadas en conflictos prolongados, y la destitución de Gallant representa un nuevo capítulo en un régimen que enfrenta uno de sus mayores desafíos.

En medio de este clima agitado, el futuro político de Netanyahu podría estar más en juego que nunca.