El grupo ISIS-K acusa al Kremlin de tener sangre musulmana en sus manos y ha estado fijado en Rusia durante los últimos dos años.

En medio oriente, el grupo que se atribuyó el crédito por el mortífero ataque terrorista en Moscú el viernes es la filial del Estado Islámico en Afganistán llamada Provincia del Estado Islámico de Jorasán o ISIS-K.

"ISIS-K se ha centrado en Rusia durante los últimos dos años" y critica frecuentemente al Presidente Vladimir Putin en su propaganda, según Colin Clarke, analista contraterrorista en el Grupo Soufan, una firma de consultoría de seguridad con sede en Nueva York.

ISIS-K acusa al Kremlin de tener sangre musulmana en sus manos, haciendo referencia a las intervenciones de Moscú en Afganistán, Chechenia y Siria.

Fundado en 2015 por miembros descontentos de los talibanes paquistaníes, el grupo vio reducidas sus filas a aproximadamente 1500-2000 combatientes para 2021 por una combinación de ataques aéreos de EE. UU. y redadas de comandos afganos que mataron a muchos de sus líderes.

El grupo tuvo un segundo impulso dramático poco después de que los talibanes derrocaran al gobierno afgano ese año.

Durante la retirada militar estadounidense del país, ISIS-K llevó a cabo un atentado suicida en el aeropuerto internacional de Kabul en agosto de 2021 en el que murieron 13 soldados estadounidenses y hasta 170 civiles.

Este ataque elevó el perfil internacional de ISIS-K, posicionándolo como una amenaza importante para la capacidad de los talibanes para gobernar.

Hasta ahora, los servicios de seguridad de los talibanes han impedido que el grupo tome territorio o reclute a grandes cantidades de antiguos combatientes talibanes aburridos en tiempos de paz.

El Presidente Joe Biden y sus comandantes han señalado que Estados Unidos llevaría a cabo ataques 'sobre el horizonte' desde una base en el Golfo Pérsico contra los insurgentes de ISIS y Al Qaeda que amenazan a Estados Unidos y sus intereses en el extranjero.