La creciente crisis en el sector del acero chino genera preocupaciones en mercados globales y en la economía australiana.

El presidente de Baowu Steel, el mayor productor de acero del mundo, ha lanzado una advertencia sombría a los empleados durante la reunión semestral de la empresa, destacando la difícil situación que atraviesa la industria del acero en China.

Hu Wangming mencionó que el sector enfrenta un "invierno duro", uno que será "más largo, frío y difícil de soportar de lo que esperábamos". Al parecer, esta situación podría ser aún más complicada que las caídas significativas que se experimentaron en 2008 y 2015.

El precio del mineral de hierro, el ingrediente clave en la producción de acero, ha colapsado a su nivel más bajo desde 2022, sufriendo una caída de más del 30% en lo que va del año.

Este descenso ha sido provocado principalmente por la crisis en el sector inmobiliario chino, donde millones de viviendas han quedado inacabadas, sin vender o vacías.

A todo esto se suma la falta de señales de respuesta por parte del presidente Xi Jinping, quien no ha anunciado un plan de rescate a gran escala para contrarrestar esta problemática.

Si bien el precio del mineral de hierro ha tenido una ligera recuperación, llegando a rondar los 98 dólares australianos (aproximadamente 146 euros) por tonelada, muchos analistas advierten que la caída aún no ha concluido.

Esta situación ha impactado de manera drástica en Australia, donde las grandes empresas del país y partes del presupuesto federal son altamente vulnerables a los temblores económicos provenientes de China.

Cabe recordar que Australia exporta más del 80% de su mineral de hierro hacia ese país.

El tesorero federal, Jim Chalmers, emitió una advertencia respecto a que una caída más rápida de lo previsto en el precio del mineral podría provocar una pérdida de 3.000 millones de dólares australianos en los ingresos del presupuesto federal, debido a la disminución de los impuestos derivados de las ventas de mineral de hierro.

Si bien el presupuesto maneja ingresos de 710.000 millones de dólares, esta merma es considerable y plantea interrogantes sobre la salud de la economía australiana, así como sobre la presión en los salarios del sector minero.

"Para nosotros, la situación en China es, sin duda, un tema prioritario.

Esto se debe en parte al impacto en los precios de las materias primas, pero también abarca aspectos más amplios", comentó Chalmers en una reciente entrevista.

La preocupación es palpable en Australia, ya que se espera que la desaceleración en el crecimiento de China, si se materializa tal como se anticipa, represente el periodo más débil de expansión económica en años.

Mostrando así que la interconexión entre las economías globales es más evidente que nunca.

En este contexto, BlueScope Steel, uno de los actores principales en la industria, reportó ganancias anuales de 860,7 millones de dólares australianos (alrededor de 550 millones de euros), marcando una caída del 22% en comparación con el año anterior, debido a la disminución en los precios del acero y los crecientes costos operativos.

Analizando tales cifras, es evidente que la industria del acero no solo se ve influenciada por la demanda interna en China, sino que también sus vaivenes están intrínsecamente ligados a la economía global, haciendo que tanto inversores como mercados se mantengan en alerta ante el desarrollo de los acontecimientos.