El reciente crimen de una joven doctora en Kolkata ha reavivado las protestas por la violencia de género en India, un problema persistente en la sociedad.

El 9 de agosto de 2023, India fue sacudida por un nuevo crimen atroz que ha encendido la indignación en todo el país.

Esta vez, la víctima fue una doctora en formación de 31 años, cuyo cuerpo fue encontrado en una sala de seminarios en un hospital de Kolkata tras haber realizado un turno nocturno.

Este suceso ha llevado a miles de médicos a iniciar una huelga para exigir un entorno laboral más seguro y ha hecho que muchas personas salgan a las calles en busca de justicia.

El caso ha reavivado el espíritu de protesta en la nación, recordando a todos el caso de Nirbhaya, un nombre que resuena con fuerza en la memoria colectiva.

En diciembre de 2012, una estudiante de fisioterapia fue víctima de una brutal violación y agresión en Nueva Delhi, lo que provocó una ola de manifestaciones en todo el país.

A pesar de que han pasado casi 12 años desde aquel hecho, la situación de las mujeres en India ha cambiado poco, con altas tasas de violencia de género y bajos índices de condena para los agresores.

El alto tribunal de India se ha hecho cargo del caso de Kolkata, enfatizando la necesidad de revisar las políticas de seguridad tanto en hospitales como en la comunidad médica.

El juez principal D.Y. Chandrachud ha dejado claro que la nación no puede permitirse esperar un nuevo crimen para implementar los cambios necesarios.

Las solicitudes de justicia no son solo demandas individuales, sino un grito colectivo por un cambio sistemático.

La violencia de género no es un problema exclusivo de India; sin embargo, el contexto social y cultural del país presenta desafíos únicos.

En la última década, millones de mujeres indias han ingresado al mercado laboral, logrando así una independencia financiera que contribuye al crecimiento económico, pero a menudo se enfrentan a un contexto que las deja vulnerables a la violencia y al acoso.

Las antiguas costumbres que han relegado a las mujeres en muchos casos a la esfera privada continúan pesando sobre su seguridad en espacios públicos.

Es común que las mujeres sean advertidas sobre los peligros de utilizar el transporte público, especialmente durante la noche, y el acoso sexual en calles y lugares de trabajo es una dura realidad que muchas enfrentan a diario.

La protección de las mujeres ha sido históricamente una preocupación secundaria en la sociedad india.

En un intento de abordar la problemática, la Corte Suprema de India ya había emitido directrices en 1997 para prevenir el acoso sexual en el lugar de trabajo, tras el caso de Bhanwari Devi, una trabajadora social que fue violada mientras intentaba frenar el matrimonio infantil de una niña.

Sin embargo, fue solo en 2013, a raíz de la brutal violación de Nirbhaya, que se promulgó una ley que solidificó esas directrices.

Los recientes acontecimientos indican que, aunque el panorama social ha cambiado algo desde los tiempos de Nirbhaya, la realidad para muchas mujeres sigue siendo alarmante.

Las protestas actuales son un recordatorio de que el camino hacia un entorno más seguro y justo todavía es largo.

La lucha por la equidad de género y la seguridad de las mujeres en India continúa, mientras las voces de quienes claman justicia se hacen cada vez más presentes.

La comunidad médica, un pilar de la sociedad, ha demostrado que están dispuestos a pararse firmes ante la injusticia.

Su llamada a una mayor protección no solo abarca su lugar de trabajo, sino que también es un pedido más amplio por un cambio radical en la forma en que se aborda la violencia de género en India.