Raging, wind-whipped wildfires this week have killed at least 53 people in Hawaii and destroyed much of the Maui town of Lahaina.

En el continente americano, específicamente en Hawái, una serie de incendios forestales avivados por fuertes vientos han causado una verdadera tragedia.

Hasta el momento, se han reportado al menos 53 personas fallecidas y gran parte del pueblo de Lahaina, en la isla de Maui, ha sido prácticamente destruido.

Estos incendios, si bien han sido propiciados por meses de sequía que dejaron a la vegetación del lugar reseca, su rápida propagación ha sido resultado de la combinación de dos sistemas climáticos: una alta presión ubicada al norte y el huracán de categoría 4 llamado Dora presente al sur.

Esta conjunción de factores generó vientos huracanados que avivaron las llamas y permitieron que se extendieran a una velocidad devastadora.

La quema de terrenos es algo relativamente común en las islas hawaianas.

De hecho, cerca del 0,5 % de la superficie terrestre de Hawái arde cada año, una proporción mayor que cualquier otra estado de Estados Unidos, según la Organización de Gestión de Incendios Forestales de Hawái.

Sin embargo, la ferocidad con la que se ha desarrollado el incendio de esta semana es inusual.

Cientos de edificios han sido reducidos a cenizas y se han visto obligadas a evacuarse masivamente a muchas personas.

Además, se ha reportado el corte de suministro eléctrico para cerca de 13 000 clientes.

La meteorología explica cómo se desataron los vientos fuertes que han alimentado el avance imparable de las llamas.

La sequía de los últimos meses ha agotado la humedad de la vegetación, que se ha vuelto más inflamable debido a la proliferación de pastos exóticos.

No obstante, han sido los vientos inusualmente fuertes los que han permitido que el fuego se extienda de manera descontrolada.

Se han registrado ráfagas de hasta 107 km/h en el condado de Maui y de hasta 131 km/h en los condados de Hawái y Honolulu.

Este desastre ha dejado una triste estela de destrucción y pérdida de vidas en Hawái, un paraíso tropical que ahora enfrenta la difícil tarea de recuperarse y reconstruir lo perdido.