La Iglesia Católica de Estados Unidos se encuentra en medio de una transformación profunda, donde se observa un retorno a prácticas más tradicionales y conservadoras.

En el barrio tranquilo de Wisconsin, la Iglesia Católica de Santa María Goretti ha sido testigo de cambios significativos en los últimos años.

La música litúrgica ha dado un giro hacia lo medieval, el enfoque de los sermones se centra más en el pecado y la confesión, y se ha visto una vuelta a la vestimenta tradicional por parte de los sacerdotes.

Este renovado sentido de tradicionalismo y conservadurismo no se limita a Santa María Goretti, sino que es parte de una tendencia más amplia en toda la Iglesia Católica de Estados Unidos.

Generaciones de católicos que abrazaron la modernidad impulsada por el Concilio Vaticano II en la década de 1960 ahora están cediendo paso a una corriente más conservadora, que critica los cambios en la iglesia y aboga por una mayor ortodoxia.

Esta transformación, impulsada por la disminución de la asistencia a la iglesia, la presencia de sacerdotes cada vez más tradicionales y el creciente interés de jóvenes católicos por una mayor ortodoxia, ha remodelado parroquias en todo el país.

A veces, estas parroquias se encuentran en desacuerdo con el Papa Francisco y gran parte del mundo católico.

La sensación de retroceso en el tiempo se ha hecho presente en muchas comunidades católicas de Estados Unidos, donde se busca recuperar prácticas y creencias consideradas más fieles a la tradición de la iglesia.

Este movimiento, lejos de disminuir, parece ganar fuerza y ​​aceptación entre aquellos que buscan una conexión más profunda con la fe católica y rechazan lo que perciben como una indiferencia casual hacia la doctrina.