Desde el reinicio de las hostilidades, Gaza enfrenta un ataque sin precedentes que ha dejado cientos de víctimas.

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En las primeras horas de este martes, el Gobierno de Israel ha reanudado su ofensiva en Gaza con un ataque de gran magnitud, el más significativo desde que se decretó una tregua hace aproximadamente dos meses.

Este nuevo asalto ha resultado en la trágica muerte de al menos 322 personas, según informes de medios palestinos que citan fuentes del Gobierno de Gaza.

A las 2:15 de la madrugada, la oficina del primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, comunicó que se había ordenado al Ejército actuar de manera "enérgica" contra la organización terrorista Hamás.

Este ataque fue justificado por la negativa de Hamás a liberar a los rehenes que tiene en su poder, así como su rechazo a las propuestas de Estados Unidos que buscaban extender la tregua inicial en lugar de avanzar hacia una resolución definitiva del conflicto.

Poco después del anuncio, el Ejército israelí confirmó que estaba llevando a cabo "amplios ataques" dirigidos a objetivos vinculados a Hamás en la Franja de Gaza.

Los bombardeos han impactado diversas áreas del enclave, incluyendo escuelas que servían como refugios para personas desplazadas y zonas designadas para asistencia humanitaria.

Las localidades de Jan Yunis, en el sur de Gaza, y Nuseirat y Al-Bureij, en el centro, han sido particularmente afectadas, al igual que Jabalia y la Ciudad de Gaza, en el norte del territorio.

La cifra de muertos reportada incluye a bebés, niños y mujeres, lo que resalta la gravedad de la situación humanitaria en la región. El cuerpo de Defensa Civil de Gaza ha indicado que sus equipos enfrentan grandes dificultades para realizar labores de rescate y asistencia, ya que múltiples objetivos han sido atacados de manera simultánea, complicando la respuesta en los sectores más afectados.

A medida que las hostilidades se intensifican, el Ejército israelí también ha implementado un cambio en las medidas de seguridad en las áreas fronterizas cercanas a Gaza.

Este cambio implica pasar de un estado de "actividad completa" a uno de "actividad limitada", lo que resulta en la suspensión de actividades escolares en la región, como medida precautoria ante el aumento de la violencia.

Históricamente, el conflicto entre Israel y Gaza ha estado marcado por ciclos de violencia y treguas temporales. Desde 2007, cuando Hamás tomó el control de Gaza, las tensiones han escalado en múltiples ocasiones, con ofensivas militares que han dejado miles de muertos y heridos a lo largo de los años.

La comunidad internacional ha instado repetidamente a ambas partes a buscar una solución pacífica, pero los esfuerzos han sido en gran medida infructuosos.

Este nuevo ataque no solo marca un momento crítico en la historia reciente de la región, sino que también plantea serios interrogantes sobre el futuro del proceso de paz y la seguridad de los civiles en Gaza.

Mientras tanto, la situación humanitaria sigue deteriorándose, con un número creciente de personas necesitadas de asistencia urgente.

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