La situación en Gaza se agrava a medida que el número de muertes aumenta y los espacios para enterrar a los fallecidos se reducen drásticamente.

Deir Al-Balah, Franja de Gaza: En un cementerio abarrotado de Gaza, los espacios para las tumbas se están reduciendo drásticamente.

Sa’di Baraka es un sepulturero que, junto a un grupo de voluntarios, pasa sus días excavando en la tierra, creando espacio para los nuevos fallecidos.

"A veces hacemos tumbas sobre tumbas", comenta Baraka con un tono sombrío.

El cementerio de Deir al-Balah, que cuenta con más de 70 años de historia, está viendo cómo un cuarto de sus tumbas son recientes, lo que refleja la trágica realidad de la región.

Desde el inicio del conflicto de 10 meses entre Israel y Hamas, el número de muertos ha superado los 40,000, según el Ministerio de Salud del territorio administrado por Hamas.

Esta cifra no distingue entre civiles y militantes, lo que complica aún más la situación.

La Franja de Gaza, una pequeña área densamente poblada, ahora está abarrotada de cuerpos.

A medida que los ataques aéreos y terrestres continúan, los palestinos desplazados, por orden del ejército israelí, se ven obligados a abandonar sus hogares en lugares como la ciudad de Khan Younis.

Esta situación ha llevado a muchas familias a enterrar a sus muertos donde pueden: en patios traseros, aparcamientos, bajo escaleras y a lo largo de las carreteras.

Testigos y grabaciones han documentado esta dolorosa realidad.

La situación también ha sido exacerbada por la insatisfacción de muchas familias, que se ven obligadas a dejar atrás a sus seres queridos en medio del caos.

La crisis en Gaza no es nueva, pero se ha intensificado de forma alarmante en los últimos meses.

La región ha sido escenario de múltiples conflictos a lo largo de su historia, con un legado de violencia que se remonta a varias décadas.

A lo largo de los años, las tensiones entre israelíes y palestinos han resultado en numerosas pérdidas de vidas y un ciclo interminable de sufrimiento.

Como resultado de la guerra actual, estos cementerios se han convertido en el triste reflejo de la desesperada situación en Gaza.

Baraka y su equipo de sepultureros intentan hacer frente a la marea creciente de muertes, trabajando al amanecer y codo a codo en condiciones extremas.

A medida que continúan sus labores, también deben lidiar con el hecho de que muchos cuerpos permanecen bajo escombros, dejando a las familias en la incertidumbre y el dolor de no poder darles un entierro adecuado.

La comunidad internacional observa con preocupación, pero las soluciones parecen lejanas mientras la violencia persiste.

La historia de Gaza es una de sufrimiento y resistencia, y en estos momentos críticos, el papel de quienes trabajan en los cementerios se vuelve fundamental.

La carga emocional de excavar tumbas se suma a la ya abrumadora carga de perder a seres queridos en medio de un conflicto que no da tregua.