La política estadounidense enfrenta un dilema que podría afectar sus intereses internos y de sus aliados en la región del Pacífico.
El mundo está en estado de alta ansiedad ante la posibilidad del regreso de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos.
La incertidumbre de la cantidad de caos que podría causar contra los intereses de los aliados americanos es preocupante.
Sin embargo, no hace falta esperar a Trump para conocer cuán disfuncional es el sistema político de Estados Unidos; tanto, que podría cometer un acto incomprensiblemente estúpido en perjuicio propio y de sus aliados.
Según el presidente Joe Biden, Estados Unidos está en una "competencia con China para ganar el siglo XXI". ¿Cuál sería este acto de autodestrucción? Entregar un monopolio estratégico sobre una gran extensión del océano Pacífico al norte de Australia, lo que permitiría la dominación del Partido Comunista Chino.
Esto podría aislar a Australia y Nueva Zelanda de Estados Unidos, tal como lo intentaron las Fuerzas Imperiales Japonesas durante la Segunda Guerra Mundial.
Expertos analistas del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales de Washington advierten sobre este desastre incipiente, afirmando que Estados Unidos "está al borde de cometer un enorme error estratégico".
Durante un tercio de siglo, Estados Unidos ha disfrutado de acceso exclusivo militar y derechos de basing en tres países insulares del Pacífico, bajo acuerdos de libre asociación.
Estos países son Palau, los Estados Federados de Micronesia y las Islas Marshall.
Los territorios de los tres se encuentran uno junto al otro, formando una franja continua de océano al norte inmediato de Papúa Nueva Guinea y las Islas Salomón.
A pesar de tener poblaciones pequeñas, sus zonas económicas exclusivas cubren 3.8 millones de kilómetros cuadrados de océano, lo que las convertiría en un país tan grande como la mayor zona económica exclusiva del mundo, la de Francia con todos sus territorios en el Pacífico, y más grande que la de Australia o Estados Unidos.