En un reciente comunicado aprobado por el Obispo Robert J. McManus de la Diócesis Católica Romana de Worcester, se informó que esta nueva política afectará a 21 escuelas católicas y más de 5000 estudiantes en la ciudad de Worcester, ubicada a unos 72 km al oeste de Boston, a partir del próximo semestre.

El superintendente de las escuelas católicas de la diócesis, David Perda, mencionó que algunas escuelas católicas ya tenían políticas similares, pero que diversas situaciones individuales habían evidenciado la necesidad de una política única.

El comunicado de la diócesis también enfatizó que no se tolerará el acoso, la intimidación u otro tipo de amenazas contra los estudiantes debido a su orientación sexual percibida o identidad de género.

Sin embargo, la política también señala que los estudiantes no podrán promover, celebrar o expresar atracción hacia personas del mismo sexo de tal manera que cause confusión o distracción en el contexto de las clases, actividades o eventos escolares.

La diócesis afirmó que no se sirve al bien mayor de nadie falsificando la verdad, ya que es solo la verdad la que nos libera para la plena vida que Dios nos ofrece a cada uno de nosotros.

Esta política del obispo se da en medio de la postura cada vez más frustrante y confusa de la Iglesia Católica Romana en relación a los derechos de lesbianas, gays, bisexuales y personas transgénero, especialmente cuando el Vaticano envía mensajes contradictorios sobre el tema.

El Papa Francisco, famosamente, preguntó: '¿Quién soy yo para juzgar?', en relación a los sacerdotes gays en la iglesia.

Sin embargo, se ha vuelto cada vez más difícil discernir su posición sobre temas relacionados con los derechos LGBTQ+, dado el creciente desacuerdo entre su lenguaje inclusivo y las acciones de la iglesia.