Reflexiones sobre el conflicto electoral de 2000 en EE.UU. y sus paralelismos con la actual carrera presidencial.

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En un rincón del mundo, mientras recordamos eventos significativos de la política estadounidense, no podemos evitar mirar hacia atrás a la elección presidencial del año 2000. Sentado en un albergue juvenil en Sídney, escuché cómo el locutor de ABC anunciaba que Al Gore había ganado Florida, y que parecía casi seguro que se convertiría en el próximo presidente electo.

“Vamos a comer algo”, le dije a mi pareja.

Sin embargo, al regresar de nuestra comida, descubrimos que el mundo había cambiado drásticamente.

El mes de incertidumbre que siguió a esa elección dejó una huella indeleble en la sociedad estadounidense.

Las expresiones como “boletas mariposa” y la noción de “chads” colgantes, dimpled y hasta embarazados se convirtieron en parte del vocabulario cotidiano.

Finalmente, la Corte Suprema de Estados Unidos intervino y, en una decisión de 5-4, terminó con el recuento de votos en Florida, otorgando de hecho la presidencia a George W. Bush.

Esta resolución generó una sensación popular generalizada de que la elección había sido robada por los republicanos.

Para muchos, este evento marcó un hito, ya que era la primera vez desde 1888 que el ganador del voto popular no lograba la victoria en el sistema del Colegio Electoral.

Es interesante notar que Donald Trump también perdió el voto popular en las elecciones de 2016 y 2020, pero a pesar de eso, podría emular a Grover Cleveland al regresar a la Casa Blanca después de un periodo de cuatro años.


Sin embargo, a diferencia de Cleveland, esta carrera electoral se presenta en un contexto sin precedentes, donde incluso el candidato demócrata ha cambiado de manera drástica y súbita.

A medida que se acerca el 5 de noviembre, muchos temen que el resultado sea tan ajustado que se repitan los tumultuosos eventos del 6 de enero de 2021, cuando los partidarios de Trump, desde el 'Shaman de QAnon' hasta individuos con equipamiento táctico, irrumpieron en el Capitolio.

Pero, ¿y si esta vez la intervención no proviene de una multitud descontrolada, sino de nueve jueces con togas negras?

Desde la elección de 2020, se han realizado múltiples intentos legales para revertir sus resultados, los cuales no solo han fracasado, sino que también han sido objeto de burla por parte de varios jueces.

Los ecos de la historia aún resuenan mientras nos adentramos en otra contienda electoral, cuestionándonos una vez más si la democracia está en juego y si los eventos de hace más de dos décadas se repetirán de alguna manera en nuestro presente.

La incertidumbre y la rivalidad política nunca han estado tan entrelazadas, llevando a una vez más a los estadounidenses a preguntarse qué rumbo tomará su país en los próximos meses.