La discrepancia en los votos emitidos durante las elecciones presidenciales ha generado distintos ataques sobre la validez del proceso, tanto desde la derecha como desde la izquierda.
Nueva York: Tras el anuncio de Donald Trump como ganador de las elecciones presidenciales de este año, la contabilidad de los votos mostró inicialmente una disminución marcada de millones de votantes demócratas en comparación con los resultados de 2020. Para algunos republicanos, esta caída fue interpretada como una prueba de que las elecciones de 2020 fueron fraudulentas, argumentando que los demócratas habían inventado millones de votos fantasma, a pesar de las reiteradas confirmaciones de las autoridades electorales, auditorías estatales y decisiones judiciales que afirmaron que no ocurrió nada irregular.
Las estimaciones indican que aproximadamente 157,6 millones de votos fueron emitidos en las elecciones de EE. UU., lo que representa una disminución de unos 700,000 en comparación con 2020. Esta reducción en los votos también provocó dudas entre los sectores más progresistas de internet, quienes, a diferencia de los republicanos, expresaron su preocupación de que millones de votos estuviesen 'perdidos' este año, a pesar de las garantías ofrecidas por las agencias federales sobre la seguridad de la elección.
Es inusual que ambos lados políticos creen teorías de conspiración a partir del mismo conjunto de datos, y, sin embargo, tanto los seguidores de Trump como los de su oponente, Kamala Harris, han señalado el bajo rendimiento de los demócratas como un relato central en esta narrativa.
La conversación en línea pone de manifiesto la atracción que las historias sobre fraude electoral ejercen sobre los partisanos de todas las corrientes políticas, especialmente aquellos que enfrentan derrotas electorales, y el poder de las redes sociales para viralizar estas ideas, a pesar de la abundante evidencia que demuestra su falta de fundamento.
A lo largo del día electoral, los funcionarios encargados de la supervisión enfrentaron una variedad de complicaciones.
Aun así, Jen Easterly, directora de la Agencia de Seguridad Cibernética e Infraestructura, concluyó que "no hay evidencia de ninguna actividad maliciosa que haya tenido un impacto material en la seguridad o integridad de nuestra infraestructura electoral". A medida que se contaron más votos en los días posteriores, las estimaciones de la Asociación de Prensa sugieren que el número total de votos emitidos este año será de aproximadamente 157,6 millones, una caída de alrededor de 700,000 frente a 2020.
El estrechamiento de la diferencia entre Trump y Harris ha continuado, especialmente en estados de tendencia demócrata como California, Washington y Oregón, que requieren más tiempo para procesar los votos por correo.
Las versiones de la teoría de la conspiración, apoyadas por figuras prominentes del comentario conservador, han comenzado a circular ampliamente, mientras que aquellas desde la perspectiva opositora provienen de votantes con menos alcance.
Un claro ejemplo de esta situación es Tucker Carlson, ex presentador de Fox News y ahora personalidad de internet, quien durante una transmisión en la noche de las elecciones que alcanzó 3 millones de visualizaciones, declaró: "Nunca lo había pensado de esta manera, pero cuando él perdió en 2020, pensé que había algo extraño en ello.
Ahora estoy completamente convencido de que fue robado".
Estos acontecimientos nos llevan a reflexionar sobre el estado de la democracia en EE. UU., un país donde el debate sobre la legitimidad electoral parece ser más divisivo que nunca.