Las recientes elecciones en EE.UU. se vieron empañadas por amenazas de bomba en varios centros de votación y campañas de desinformación atribuibles a actores extranjeros.

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Las elecciones recientes en Estados Unidos se llevaron a cabo en un clima tenso marcado por amenazas de bomba en varios centros de votación.

Mientras millones de estadounidenses se dirigían a las urnas para ejercer su derecho al voto, se reportaron incidentes de amenazas en distintas localidades, lo que generó preocupación sobre la seguridad electoral y las posibles interferencias extranjeras.

En el condado de Fulton, Georgia, conocido por tener la mayor población afroamericana del estado y ser un bastión demócrata en las elecciones de 2020, se cerraron temporalmente cinco centros de votación debido a amenazas de bomba.

De los 177 lugares habilitados para votar en este condado, 32 enfrentaron situaciones de amenazas.

Este tipo de incidentes ha suscitado un debate sobre la seguridad de las elecciones y el clima de tensión que puede estar afectando a la participación ciudadana.

El Secretario de Estado de Georgia, Brad Raffensperger, comunicó que se habían registrado amenazas similares en todo el estado, aunque todas fueron consideradas no creíbles.

Las autoridades han iniciado investigaciones al respecto.

Por su parte, el FBI anunció que en todo el país se habían reportado múltiples amenazas de bomba, aunque tampoco fueron tratadas como amenazas creíbles.

Se sospecha que la mayoría de estas amenazas proceden de dominios de correo electrónico rusos, lo que ha llevado a un incremento en las preocupaciones sobre la influencia extranjera en el proceso electoral estadounidense.

Además de las amenazas, el Departamento de Justicia de EE.UU. emitió un comunicado conjunto en el que se alertaba sobre el aumento de las operaciones de influencia por parte de Rusia, que podrían incitar a la violencia y que probablemente se extenderían incluso después de que se barren los votos.


En el mismo comunicado se destacó la amenaza significativa que representa Irán en relación con las elecciones estadounidenses.

Aunque no se han reportado actividades cibernéticas maliciosas a gran escala que afecten a las oficinas electorales, se ha identificado que actores extranjeros han estado utilizando perfiles falsos en redes sociales y sitios web para esparcir desinformación y retórica partidista.

En las últimas semanas, los funcionarios de inteligencia de EE.UU. han señalado múltiples videos falsos atribuidos a Rusia que aluden a un fraude electoral en estados claves.

Por ejemplo, un video que supuestamente mostraba fraude electoral en dos condados de Georgia, conocido por sus inclinaciones progresistas, fue confirmado como un montaje creado por una granja de trolls rusa.

Asimismo, un video del mes anterior mostraba a una persona destruyendo boletas en el condado de Bucks, Pensilvania, y también fue atribuido a Rusia.

Estas situaciones evidencian que el combate a la desinformación y la protección de la integridad electoral son cuestiones de vital importancia en el contexto político actual de Estados Unidos, donde la confianza en el proceso democrático es fundamental para la cohesión social.