El expresidente Donald Trump plantea un uso más agresivo del ejército estadounidense en su campaña, ante el desafío de Kamala Harris.

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Washington: Durante su primer mandato como presidente de los Estados Unidos, Donald Trump exploró los límites de cómo utilizar la fuerza militar para alcanzar sus objetivos políticos.

Ahora, en el marco de su campaña para un posible segundo mandato, tanto él como sus aliados están dispuestos a llevar esta idea aún más lejos, replanteando el papel del ejército como una herramienta poderosa que podría ser utilizada en el territorio estadounidense.

Trump ha prometido regresar a miles de soldados estadounidenses de sus misiones en el extranjero y destinarlos a la frontera con México.

Asimismo, ha contemplado la posibilidad de emplear las fuerzas armadas para llevar a cabo políticas internas como las deportaciones y para enfrentar disturbios civiles.

Además, ha manifestado su intención de despedir a oficiales militares que no compartan su ideología.

Durante un mitin en la localidad de Coachella, California, Trump planteó su visión de un ejército que actúe más en cuestiones domésticas.

En Colorado, calificó a la ciudad de Aurora como una "zona de guerra" dominada por pandillas venezolanas, a pesar de que las autoridades locales han aclarado que se refiere a un solo bloque de este suburbio de Denver, el cual ha recuperado su seguridad.

"Rescataré a Aurora y a cada pueblo que haya sido invadido y conquistado", prometió el republicano en su discurso.

"Vamos a encarcelar a estos criminales viles y sedientos de sangre, o los expulsaremos de nuestro país".

En una entrevista transmitida por Fox News, se le preguntó a Trump sobre la posibilidad de que "agitadores externos" perturbaran el día de las elecciones, y él se desvió al mencionar lo que denomina "el enemigo desde dentro". Este término ha sido recurrentemente utilizado por Trump en sus intervenciones, en referencia a individuos que, según él, representan una amenaza para la estabilidad del país.


"Creo que el problema mayor es el enemigo desde dentro", afirmó. "Hay personas muy malas, tenemos a unos locos radicales de izquierda.

Y creo que ellos son la verdadera amenaza", añadió, sugiriendo que, si es necesario, la Guardia Nacional o incluso el ejército deberían intervenir para manejar la situación.

La retórica de Trump, que evoca un uso del ejército en la política interna, podría tener repercusiones significativas tanto para la estructura militar como para la seguridad nacional.

Históricamente, el uso de fuerzas armadas dentro del país ha estado limitado por la Constitución, que restringe su implementación a situaciones extraordinarias.

La postura del exmandatario se da en un contexto en que se enfrentará a la vicepresidenta Demócrata Kamala Harris, en un momento en el que su campaña toca temas sensibles sobre inmigración y seguridad.

La forma en que estos elementos se entrelazan podría determinar el rumbo de la carrera presidencial en los próximos meses y marcar un precedente en el uso del ejército en el ámbito civil, algo que no se ha visto desde la Guerra Civil en Estados Unidos.

La conversación sobre el uso militar también invita a reflexionar sobre la responsabilidad que tiene el liderazgo político de equilibrar la seguridad pública con los derechos civiles y las libertades fundamentales, un dilema que puede definir los próximos años de política estadounidense.